El rabino, mi vecino - 23 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 545060470

El rabino, mi vecino

No es representante directo de Dios. No vale más que su congregación. No tiene atribuciones especiales pero sí contribuciones ineludibles con su pueblo y la humanidad. Es un judío más y no tiene súper poderes. No le deben confesiones, pero sí es fuente de consejos. Es rentado y hace campañas de recolección de fondos, debe ser transparente con los manejos y usos que hace de las platas comunitarias. Se rige por principio de inclusión, y nadie puede quedar afuera. Su ley es la ley del lugar, y su primer aporte es a la comunidad y a la patria que habita. No es un animador como alguna vez alguien comentó, tampoco se dedica solamente a predicar en púlpitos. Jamás se quita los hábitos, es una forma de vida que una vez aceptada no tiene retorno.

El rabino es recurso educativo fundamental para los miembros de su congregación, ya que ayuda a guiar y enriquecer las vidas judías. Es el facilitador para que los miembros puedan explorar y profundizar su conexión con la religión. Se espera mucho de él, como que tenga la respuesta a todo interrogante, desde el más contemporáneo hasta el más bíblico. Se espera que organice fondos de ayuda para necesitados. Se espera que fomente un entorno culto próspero. Se espera que llegue a las familias y jóvenes que necesitan guía espiritual en sus vidas. Se espera que entusiasme para mantener la asistencia a los servicios en días festivos y el día de Shabbat -reposo-. Y por cierto, también oficia en -Brit Milá- nacimientos, -Bar Mitzvá- confirmación religiosa adulta, -Jupá- casamientos y -Levaiá- sepelios. El rabino está presente en el rito de pasaje del ciclo de vida de cada congregante.

Llegar a ser

En el capítulo 1 del Tratado de Principios, dice: "Hazte para Ti Rabino", es decir, sube tu nivel en conocimientos y experiencias para que seas merecedor de la "Samjut" -confianza- y ejercer así este oficio. Durante la escolástica, en el siglo XIII, el rabino Menajem Ha'meiri escribió, en su introducción al mismo tratado citado anteriormente, que en el período de los Gueonim 500-1000 dEc (después de Era Común), el que sabía tres tratados del Talmud era llamado jajam -sabio-, el que sabía cuatro tratados era llamado Rav -Rabino-, mientras que los Gueonim -Grandes- eran quienes sabían de memoria el Talmud entero. Hoy en día el conocimiento no se descarta y tampoco hace falta citar de memoria, pero como dijera el rabino Israel Salanter s.XIX, "al igual que el rabino de la ciudad, debe controlar el cuchillo usado para shejitá...

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