Donde quiere estar - 17 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 584973830

Donde quiere estar

Gonzalo fue el único de los cinco hermanos Ibáñez Santa María que se quedó a vivir en Viña del Mar. Con sus hijos pasó algo parecido: cuatro viven en Santiago y una en Colombia; y solo la mayor compró un departamento de veraneo frente a Caleta Abarca. ¿Posibilidades de irse a la capital para estar más cerca de la familia? "Ninguna", sentencia. Le encanta Viña, más aún su querido Cerro Castillo, y aclara que la distancia a Santiago es muy corta. "Si voy casi todas las semanas", dice.

Llegó a esta ciudad con apenas un año de edad y pasó su niñez y gran parte de su juventud entre las pendientes del cerro. Sus padres tenían una casa en el otro extremo de donde vive actualmente junto a su mujer, Carla Davanzo. "Creo en la identidad de las personas con los lugares, yo viví en Santiago y también en el extranjero, pero los últimos 25 años los he pasado acá", dice este abogado, ex diputado y uno de los gestores de la Universidad Adolfo Ibáñez. "Es un barrio bonito, tiene el privilegio de quedar cerca del centro y no ha tenido un desarrollo inmobiliario fuerte. Las casas siguen siendo las mismas desde hace 60 años y más. Hay unas que tienen un siglo incluso", explica.

Cuenta que cuando era niño acostumbraba a subir y bajar corriendo, ahora todavía le gusta hacerlo a pie, pero caminando con pausas, disfrutando la vida de barrio que existe en el lugar.

Esta casa se la compró a un francés y tuvo el privilegio de criar a sus hijos en este entorno donde se despliegan los más diversos estilos arquitectónicos, a pasos del Palacio Presidencial y el Castillo Brunet. "Toda mi familia aprendió a nadar en Caleta Abarca", dice. Si bien le ha hecho algunos arreglos con el tiempo, como revestir con un tinglado de Hunter Douglas el segundo piso, la construcción es básicamente la misma, acompañada de un hermoso jardín que cuida su mujer y por el cual aparecen distintos elementos decorativos que invitan a recorrerlo.

Como ella es pianista, acondicionó una habitación exterior que el dueño anterior usaba para recibir amigos de Francia, como su sala de música. Allí imparte clases y hacen conciertos íntimos hasta para 30 amigos. El lugar se une a la vivienda por una terraza elevada que domina parte del jardín y donde aún persisten los muebles de mimbre desde hace dos décadas.

Al interior, el arte y las antigüedades dan la pauta para entender que Gonzalo Ibáñez es un hombre que valora la historia. Muchos de los muebles que atesora son herencias familiares. "A mi mujer...

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