Punta Peuco y el perdón - 25 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 656157649

Punta Peuco y el perdón

Este viernes se vio a un grupo de criminales recluidos en Punta Peuco pidiendo perdón en un acto ecuménico.

Mientras esos criminales lo solicitaban, las víctimas, quienes habían perdido a sus padres, sus hermanos, sus hijos, protestaban en las afueras del penal. ¿Cómo esos reclusos infames podían reclamar el perdón -se preguntaban- frente a sus crímenes atroces?

Para analizar este problema, es imprescindible preguntar ¿qué es el perdón?

Quien ha descrito con mayor lucidez el problema que plantea el perdón no es un sacerdote ni un teólogo ni un moralista.

Es un filósofo que suele ser críptico, pero que en este tema no lo es.

Jacques Derrida ha recordado que el perdón pertenece a la tradición abrahámica -la de los judíos, los cristianos, los musulmanes- y que él está preso de una suerte de paradoja casi insalvable, de un misterio que solo el fondo insobornable de la voluntad puede superar: el perdón tiene sentido solo cuando se trata de perdonar lo imperdonable. El pecado venial, las transgresiones mínimas, los errores, incluso cuando son graves, se disculpan, y no plantean problema alguno. La verdadera urgencia del perdón, y su misterio, surge frente a lo que, paradójicamente, es imperdonable. Es lo que hace difícil, y a la vez magnífico e incomprensible, el perdón: solo se perdona aquello que es imperdonable.

Por eso el perdón no puede ser hecho, ni solicitado, en base a cálculos políticos o utilitarios. Si así fuera (si, por ejemplo, el perdón se solicitara en atención a la paz social o la cohesión), equivaldría a una medida o un instrumento de política social. Así concebido, se le devaluaría, se le degradaría. El perdón es un acto gratuito e incomprensible que no puede ser solicitado -tampoco ofrecido- a cambio de información o de reparación. Por eso el cura Puga se equivoca cuando reclama, para conceder el perdón, un acto de reparación: eso equivale a concebir el perdón como un acto de intercambio. ¿Qué valor tendría perdonar si el perdón fuera un objeto de intercambio? ¿Qué honestidad tendría ofrecer reparación como una mercancía para obtener el perdón? El perdón, como el amor evangélico, es un acto gratuito que se da; pero que no...

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