'Puedo morir en cualquier momento y moriría feliz' - 24 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 587952402

'Puedo morir en cualquier momento y moriría feliz'

"Y mira como es la vida. Mi padre y mi madre -por eso para mí fue muy doloroso este cuestionamiento personal- fueron administradores públicos. Y yo terminar siendo, desde actriz, el non plus ultra de una administracion pública... era también devolverles a mis padres, la formación, la probidad, el respeto por el servicio público. El respeto y la admiración. (...) Pero yo hoy miro y digo: eso fue. Yo creo que fue ese miedo -puro desconocimiento-, porque pude comprobar en el tiempo que no tenía ningún interés en desarrollar una carrera política. Para mí siempre fue asumir una responsabilidad, una causa, una misión, una tarea, un servicio público. A mucha honra. Y con mucho orgullo.

Los ojos gris verdosos se le encienden. Se le mezclan las emociones:

-Pero ahora confío mucho más en la vida que antes. Y creo que ese es un cambio. Creo que cuando uno es más joven, toda la rigurosidad, toda la exigencia está en uno. Y poco a poco te vas dando cuenta de que uno es el resultado !de tantas cosas¡ !De tantos otros¡ El sentido de la posta, de la construcción, también tiene que ver con mi paso por el ministerio. El sentido republicano de la construcción por fase. Que uno construye en un momento, gracias a una determinada visión, y eso es la base para que otro continúe. Y, sin lugar a dudas, lo que uno construyó tiene mucho que ver con lo que recibió.

-¿Fue una de las cosas que aprendió como ministra?

-No, creo que en eso se me devolvió una visión que siempre busqué. Del sentido de lo que uno hace. ¿Para qué uno hace lo que hace? ¿Para qué uno se saca la mugre, se compromete, por qué cree? Eso me lo devolvió de manera contundente. Porque yo trabajaba en un área que se desvanece rápidamente, que queda en los recuerdos: el teatro. Nosotros, los actores, trabajamos en un arte que no tiene acervo. Creamos una obra y, una vez hecha, con cada función, se desvanece. Queda en ti, en la memoria de cada uno, pero es un constructo personal, individual, lo más efímero de las artes, porque es lo más humano. Y mira la vida, lo que me regala.

***

Paulina Urrutia Fernández tuvo una infancia achoclonada y tibia, pero no exenta de dolores. Hasta hoy la marcan las grandes ausencias de su madre, Flor, quien trabajó en Caritas Internacional y debía viajar sin tregua, seis meses cada año, mientras la niña crecía en los patios floridos del paradero 12 y medio de Gran Avenida, en la casa de su abuela Lusi. Lusi era Lusitania -su hermana se llamaba Tripolitania porque el bisabuelo de Paulina amaba los nombres de barcos-, una aguerrida florentina que se casó con un inmigrante gallego. Hasta hoy, Paulina necesita tener siempre algo que le recuerde a su nonna y a esta infancia que la protegió de una madre ausente. Una madre que, para completar los dolores de sus niñas, murió a los 46 años, y en pocos meses, de cáncer pulmonar. "Ella murió a la misma edad que yo tengo hoy. Siempre pienso en eso".

-La primera vez que fui al psicólogo era porque no sabía, en el mapamundi, no sabía donde estaba mi mamá. Piensa que antes no había comunicaciones. Mi mamá viajaba y estaba en un momento en Roma; en otro, en Alemania... y yo no sabía.

Tenía menos de seis años.

-No había jardín infantil, yo estaba ya en el colegio a los dos años. A mi mamá le grabábamos cassettes. Hay cassettes grabados por nosotros donde le hablábamos del Viejito Pascuero. Éramos muy chicas.

-¿Se sintió abandonada?

-Yo sentía que si se moría mi abuela, eso era lo más importante. Mi mamá y mi papá eran como... no importaba mucho que se murieran... porque en realidad el referente era mi abuela. Mi abuela era muy formadora, con mucha personalidad, muy exigente. Me acuerdo que nos leía el diario en voz alta. Uno llegaba del colegio y almorzábamos en el comedor de diario de la cocina y mi abuela leía las noticias en voz alta. Y nosotros todo el rato escuchando. Mi abuela le leía las noticias a la nana que me crió, la señora Aidita. Hasta el día de hoy, ella fue mi madre.

-Usted ha sido muy unida a su única hermana.

-Mi hermana menor es arquitecta de la Católica. Nos criamos con una frase: "Si los hermanos se pelean, los devoran los de afuera". Era parte de nuestra formación. A mis primos, con los que crecimos, cuando se peleaban, les amarraban las manos, tenían que andar...

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