Los pueblos aljibe - 5 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 563575954

Los pueblos aljibe

-Ojalá venga rica, sin sabor a cloro.

Una estela de polvo se divisa entre los cerros alfombrados de espinos y un motor ronco y monocorde quiebra de a poco el silencio que reina en la cuenca de Espíritu Santo, un poblado rural de 100 habitantes, 30 kilómetros cerro arriba de Canela, en la Región de Coquimbo. Es el lugar más seco de esta zona. El más distante del agua y uno de los epicentros de la sequía que ha agrietado todos los valles del Norte Chico.

El motor del camión se oye más fuerte. María sonríe y vuelve a ordenar los bidones.

Desde octubre pasado, Espíritu Santo no tiene una sola gota de agua. Hasta ese mes, los pozos del sector permitían extraer algunos "hilos" que los vecinos hacían durar a malabares. Era suficiente para mantener a los animales, para que las cabras dieran la leche necesaria para fabricar el queso y obtener un sustento en la feria de Canela.

También permitía generar una pequeña producción de trigo y comino. Y lo sustancial: con agua muchos más niños iban a la escuelita, y así una vida sacrificada, lejos de todo, cobraba sentido. Pero sin el agua, muchos se preguntan por qué permanecen habitando cerros muertos, con la vista siempre puesta en lo que pueda traer el camino.

La última gota

El cambio para los lugareños comenzó en noviembre. Ahí conocieron de verdad lo que es pasar sed. No la que vive un santiaguino que no bebe un vaso de agua en un par de horas, sino una sed "que enciende la guata, que duele", cuenta María, quien pese a todo sonríe desde sus ojos profundos y antiguos.

-¿Qué hago cuando siento sed? Me aguanto no más. Pienso en otra cosa, en agua.

Esta anciana, "nacida y criada" en Espíritu Santo, vive en la entrada del pueblo. Su hija Romina partió a la ciudad en busca de opciones laborales. María vive con aportes que le envía y una pensión. Con eso le alcanza para tomar la micro que la lleva a Canela, "amononar" la casa y darles de comer a sus animales.

-Lo más fregado es cuando llegan visitas. Les tengo que decir a mis nietos que no gasten agua o que si botan la tiren en una plantita, pero no se dan cuenta, no saben por lo que yo paso.

El peor día para esta mujer "de muchos años" es el lapso que va desde martes en la tarde a la mañana del miércoles, cuando ya no le queda ni un sorbo de agua en los estanques. "No puedo ni hacerme un té. Ahí espero no más... a que pase el camión".

Jorge Lueiza es profesor de la escuela básica de Espíritu Santo. El pequeño establecimiento imparte clases a cuatro niños...

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