Protagonistas chilenos reviven episodios desconocidos de la mediación papal - 28 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 550508806

Protagonistas chilenos reviven episodios desconocidos de la mediación papal

Desde ese año hasta 1984 fue el "gerente" de la oficina, ocupándose de la logística, la documentación, la organización de viajes y reuniones, y las comunicaciones con Chile. Con Bernstein y dos secretarias, se instalaron en las cercanías de El Vaticano para poder trasladarse a pie.

La primera reunión de las dos delegaciones fue el 4 de mayo en la Casina de Pío IV. Allí se fijó la modalidad de trabajo. Se decidió, por ejemplo, que Samoré hablaría individualmente con cada una de las partes, y solo las juntaría cuando creyera que había posibilidades de algún acuerdo. Tras la cita, oraron frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe.

El cardenal también asumió como desafío personal distender la relación entre ambas delegaciones. "Por ejemplo, en una ocasión nos invitó a visitar las excavaciones que arqueólogos estaban haciendo debajo de la Basílica de San Pedro desde la época de Pío XII. El lugar, además de ser sobrecogedor, nos obligó a apoyarnos unos a otros para avanzar con seguridad hasta donde se encuentran los restos de San Pedro".

Otra vez, organizó un almuerzo en el Monasterio Monte Carmelo. "Esa vez el cardenal levantó, en forma extraordinaria, la condición de claustro de las monjas y les pidió que nos prepararan un almuerzo con los productos que ellas mismas cultivaban en el huerto. Ernesto Videla lo calificó como 'almuerzo celestial', ya que se trataron temas muy útiles para la mediación y se limaron asperezas".

El enojo del cardenalSu especialidad es el derecho internacional marítimo. Credencial que, sumada a su trabajo como abogado de la Armada, permitió que Patricio Prieto integrara el equipo chileno desde aquellos meses de 1978 en que se lo pasó viajando entre Santiago y Buenos Aires. Vivió lo infructuoso de tales esfuerzos y el agravamiento continuo de la situación, que solo vino a distenderse con la intervención de Juan Pablo II. "Para nosotros fue una gran solución porque el Papa tenía un poder moral para que su dictamen fuera aceptado por la otra parte".

Prieto destaca la labor cumplida por el mediador papal, el cardenal Samoré y las dificultades de su tarea. "Él quería subirse al caballo, pero era un caballo muy chúcaro. Él no tenía en la mente una costa tan quebrada como la nuestra. Pero lo estudió y pudo continuar".

Recuerda además una anécdota particular, que describe el carácter de Samoré. "En una oportunidad estaba toda la delegación chilena en su departamento, hablando de la mediación y de repente dijo el cardenal...

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