La promesa de María - 8 de Febrero de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 839984376

La promesa de María

La última vez que María Bahamondes vio a Nicole Saavedra fue ahí, en su casa, que mira desde una loma al resto de la localidad de El Melón, en la Quinta Región. Nicole hacía lo que normalmente realizaba durante las noches de semana: quedarse estudiando hasta tarde, usando la impresora de María para poder entregar al día siguiente uno de los trabajos que debía del cierre del primer semestre de 2016. Era 15 o 16 de junio, recuerda María. Nicole era alumna de Prevención de Riesgos. Eso a su prima siempre le había parecido divertido, porque María sentía que Nicole no tenía el carácter para plantarse delante de un grupo de trabajadores y menos aún para dar órdenes. Pero últimamente las cosas estaban cambiando. Nicole, de 23 años y ocho años menor que María, parecía un poco más madura y un poco menos tímida. A veces eran cosas que María le oía, como el querer irse de El Melón. Y otras, ideas como comprarse un auto para sacar a pasear a su madre y no tener que pedirle a su prima que la llevara de regreso a su casa, dos pasajes más allá, en las noches en que la visitaba para imprimir o estudiar.Pero esa noche, la del 15 o 16 de junio, Nicole Saavedra aún no tenía auto. Así que se despidió de María cuando la fue a dejar.Los días siguientes Bahamondes supo que Nicole había salido el viernes 18 con amigos a una casa en Quillota, en el sector de La Cruz, y que se tendría que haber devuelto el sábado 19 en la mañana, porque las últimas micros de la noche dejan de pasar cerca de las diez. Pero Nicole Saavedra nunca regresó.-Cuando no llegó, la tía Olga (la madre de Nicole) presintió algo -dice María Bahamondes-. La empezó a llamar desde temprano y la Nicole tenía el teléfono apagado.María pensó que no era extraño y que eventualmente su prima aparecería para comprar los zapatos de seguridad y el casco que necesitaba para una evaluación del lunes 21.Aun así, dice, algo pasó esa primera noche:-No pude apagar nunca más la luz en mi pieza. Tenía unos dolores de cabeza tremendos, no podía dormir.Pasaron el sábado y el domingo y el teléfono de Nicole seguía apagado. La madre de ella, Olga Bahamondes, quería ir a poner una denuncia por presunta desgracia a Carabineros. Pero María la detenía. Creía que aún podía llegar a tomar once el domingo, como siempre lo hacían. Eso, de hecho, es algo que hay que explicar de Nicole y María. Porque a pesar de ser primas, se criaron como hermanas. Hasta que cumplió 8 años, Nicole vivió junto a su madre, su hermano, su tía y su prima en la casa de la abuela materna. Después se cambiaron dos pasajes más allá, pero siguieron viéndose todos los días. Cuando Olga y Eva Bahamondes, sus madres, salían a trabajar de temporeras, María era la encargada de ir a buscarla al jardín, darle comida y acompañarla al paradero de micro. Entonces, desde que tenía 15 o 16 años, María Bahamondes sabía algo: su trabajo era cuidar a Nicole.Por eso, cuando el lunes no apareció ni en clases ni en su casa, ella se asustó. El miedo no se detuvo ni cuando fueron a poner la denuncia por presunta desgracia, ni cuando comenzó a revisar todos los videos que su prima había subido a redes sociales durante la noche en La Cruz, ni cuando empezó a contactar a los amigos que estuvieron con ella y se enteró que la última vez que la vieron fue después de las 7:00 del día sábado, en el paradero 7, esperando la micro que la regresaría a El Melón.Todos los días, después del trabajo, María y Olga salían en auto a buscarla, gritando su nombre. Todos los días, antes de regresar a sus casas, caminaban por los pasillos de los hospitales preguntando por ella.María seguía llamándola, pero daba apagado. Dice que un par de veces fue a la oficina de la empresa de telefonía dueña del celular. Quería saber si el número de Nicole había realizado alguna llamada, o algo, cualquier cosa que sirviera.-Me dijeron que no se podía. Yo les rogaba que por favor me ayudaran, que ya era mucho, que algo estaba pasando. Y la niña que me atendió insistía en que no se podía porque tenía que ir el titular de la cuenta. A mi regreso pasé a la oficina de la PDI para saber cómo iba la investigación. Me atendieron en el pasillo. Me dijeron: "Quédate tranquila, que estamos trabajando" -cuenta la prima.María Bahamondes pegó carteles en la plaza de Quillota y habló de la desaparición de Nicole con portales locales de noticias. Hubo gente que le dijo que andaba en Santiago, que tenía una polola allá. Hubo psíquicas que le dijeron que le quedaba poco tiempo para encontrarla. Que estaba en agonía. Que la estaban moviendo.El sábado 25 de junio, María iba manejando rumbo a La Calera a buscar a su hija, de 13 años, a un ensayo de su banda cuando su teléfono sonó. Era una amiga.-Me dice: "Oye, encontraron a tu prima". "¿En serio?, ¿y dónde?". "No", me responde, "la encontraron muerta". "Pero ¿cómo?, ¿dónde?". "En Limache", me dice, "en un sitio eriazo en el sector de Los Laureles".María Bahamondes lloró y detuvo...

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