Prólogo a la tercera edición
| Autor | Salvatore Satta |
| Cargo del Autor | Profesor de la Universidad de Roma «La Sapienza» (Italia) |
| Páginas | 21-21 |
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INSTITUCIONES DEL DERECHO DE QUIEBRA
PRÓLOGO
A LA TERCERA EDICIÓN
Solo dos años han transcurrido desde la segunda edición de este libro; pero en
estos dos años, cesado, al menos en su forma cruenta, el gran turbión, la atención de
los estudiosos se ha dirigido ampliamente a la ley de quiebra, y se han afirmado las
primeras interpretaciones jurisprudenciales notables de la ley misma. Al disponer-
me a preparar esta tercera edición, he entendido por eso que me habría correspon-
dido remozar la materia entera; y a ello me he aprestado con fe y fuerza renovadas,
resistiendo a la tentación de descansar, no digo sobre los la ureles, sino s obre la
capitalización del esfuerzo precedente.
Por lo d emás, me habría sido imposible, por otra razón, reproducir simple-
mente, y aunque fuese con alguna actualización, lo que ya había escrito. El derecho
de quiebra presupone una profunda experiencia del derecho procesal civil; pero
ésta se ha enriquecido extraordinariamente en estos últimos años, por el impulso
de las nuevas leyes, que ha n acons ejado e impuesto a los estudiosos una nueva
meditación acerca de tos problemas fundamentales del proceso. En esa remeditación
he participado yo con mi reciente Manual de derecho procesal civil. Es evidente que
una n ueva edición de las Instituciones, por el solo hecho de ver la luz después de
aquel libro, no podía ser una simple reproducción, aunque fuese revisada y corregi-
da, de la precedente.
La novedad sustancial del contenido n o se refleja, sin embargo, en la novedad
de la forma. El tipo del li bro, su estructura, casi diría su método, ha permanecido
inalterado. Y no podía ser de otro modo, ya sea porque él r esponde a mis exigen-
cias científicas, ya porque, con todos sus defectos, ha demostrado qué responde —y
esto es lo que más cuenta— a las exigencias científicas y prácticas aj enas.
Inalterada queda también la dedicatoria, si bien la experiencia de dolor que en
este momento vivimos reclamaría otro lema que el sereno verso que la acompaña.
Abril de 1948
SALVATORE SATTA
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