Prólogo
| Autor | Marcelo Rodríguez Jordán |
| Páginas | 13-14 |
13
El cinE y los aprEmios ilEgalEs. la apología dEl dElito div ulgada
sin vErgüEnza por El séptimo ar tE
Prólogo
Según enseña el diccionario de la Real Academia Española, “ensayo”
es un “escrito en prosa, en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre
un tema determinado, con carácter y estilo personales”. Esta obra del
jurista Marcelo Rodríguez Jordán encaja precisamente en dicho molde
semántico.
Tras una serie de aclaraciones relativas a los términos básicos en
juego –los derechos humanos, la función pública y los límites que
ésta debe respetar en un Estado de Derecho- el autor se aboca a una
más que convincente descripción de los múltiples estereotipos de que
se vale el cine -especialmente, el estadounidense- para galvanizar
prejuicios respecto de diversos grupos humanos.
Allanado el camino, se dedica a explorar, con el minucioso detalle de
un cinélo avezado, el profuso microcosmos del género policial; mas
su tarea dista de asimilarse a un exhaustivo catálogo de producciones
cinematográcas, apenas acotado por el origen mayoritariamente
hollywoodense de estas últimas y por la temática policial que abordan.
El carácter y estilo personal que un ensayo demanda llega
representado, en este caso, por las breves pero innumerables descrip-
ciones de ciertos tramos argumentales, que se irán desgranando
página tras página, hasta enfrentar al lector con la evidencia de
un fenómeno de singular trascendencia en todos los ámbitos de la
realidad en que estamos inmersos, si bien soslayado por muchos
y banalizado por otros tantos: el de una perversa pedagogía,
impartida, desde las pantallas de todo el planeta, por el cine policial
y, básicamente, por el producido en aquel país, si se aprecia el tópico
en términos estadísticamente relevantes. Una enseñanza siniestra y
profundamente antidemocrática, conforme a la cual los abusos de
autoridad de distinta laya pueden hacer parte, llegado el caso, de la
función a desempeñar por los agentes de seguridad en el ámbito que
les compete, o por sus improvisados pero entusiastas émulos; y que se
potencia por su habitual difusión televisiva.
Rodríguez Jordán rescata para su cometido un enorme número
de imágenes y episodios en los que se representan distintos
comportamientos, protagonizados por personajes ocupados -de hecho
o de derecho- en quehaceres de investigación de supuestos delitos,
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