El progresivo avance lector de la población penal chilena - 4 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 702124137

El progresivo avance lector de la población penal chilena

Ema es una de las usuarias del programa que, desde 2015, implementan la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y Gendarmería de Chile, en la administración de los libros en cárceles públicas del país. Gracias al Plan de Bibliotecas en Recintos Penitenciarios ya se inauguraron 43 nuevas y se remodelaron las antiguas. Con un presupuesto anual cercano a los 385 millones de pesos, lograron que el 28 por ciento de la población penal en las cárceles inscritas en su programa sean lectores recurrentes. De los 66.554 textos disponibles en sus estanterías, solo el año pasado se leyeron 20 mil.

Hoy, los beneficiarios del convenio escriben sus memorias, crean grupos de lectura, comparten textos con sus hijos y hasta participan de concursos literarios junto a los gendarmes.

Autoras en potencia

El área en donde se encuentra la escuela del CPF tiene un patio interior, con árboles y bancas. Alejada de los pasillos más conflictivos, hace dos años se ubica allí la biblioteca instalada por la Dibam. Adentro, la pintura es fresca, los muebles son nuevos y cómodos. Por un momento parece ser otro lugar de Santiago. Relajadas, un grupo de internas comentan --entre risas-- sobre las vecinas que despiertan todas las mañanas con el ruido de los libros cayendo desde el segundo piso de sus literas.

Varias de ellas escriben en cuadernos con tapas de madera hechos por sus manos. En este clima de confianza, Ema se dispone a leer un fragmento de "El libro de mi vida. Ema Letelier: La mujer resiliente", título de su ejemplar. El relato, que revive un llamado telefónico al sur de Chile, cuenta sobre el reencuentro con "las voces más dulces" de sus pequeños hijos. No los ve hace tiempo y, por el brote colectivo de lágrimas en sus amigas, se percibe un sentimiento compartido.

"Cuando salga quiero ir a una editorial para que me publiquen", comenta a sus compañeras de lectura. Todas ellas han encontrado un lugar de dispersión en los libros. "Nosotras estamos privadas de libertad, pero no de la mente. Leer un textote hace viajar y eso no te lo puede quitar nadie", apunta Mabel Morales.

En el volumen bautizado como "Desahogos", Mabel también escribe. Allí recopila algunas experiencias en reclusión. Dice tener un amigo rapero, "que está esperando a que yo salga para hacerlas canciones". Cuando llegó al CPF, recuerda, no quería hablar con nadie. "No me hallaba aquí y me aislé leyendo hasta 300 páginas por noche". Eso cambió cuando llegó una compañera de dormitorio, que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR