'Si el progresismo chileno quiere dejar un legado, sus reformas no deben debilitar la capacidad de desarrollo del país'
Una privilegiada doble visión de la cara externa e interna de la economía; desde lo macro a lo micro. En ambos -admite el economista nombrado por Bachelet como presidente del Banco Central, durante su primer gobierno- hay incertidumbre. En Chile "se están jugando cosas muy importantes y no es lo que pase el próximo año, sino hacia dónde caminará en los próximos 10 años", dice, en la misma semana en que la economía chilena no recibió buenos augurios y la discusión laboral -que tensiona a empresarios y a la CUT- vive momentos clave en el Congreso.
Militante DC "no activo", como se define, comparte y compartió las reformas "progresistas" que escogió la Presidenta Bachelet para llegar, por segunda vez, a La Moneda. No la falta de diálogo, "la discusión sin contenido y el diseño mediocre" finalmente instalado para ellas. Especialmente en educación, donde, confiesa, "nunca me sentí cómodo con la oferta de gratuidad total, porque es impracticable". De Gregorio ve ahora una oportunidad con la llegada del ministro Valdés -"uno de los economistas más brillantes del país"- y del nuevo equipo político. "La dinámica reformista del Gobierno ha cambiado, y eso se llama gradualidad, prioridades y buen diseño", recalca, pero insiste en que debe incluir "un diálogo, riguroso, con gente de distintos pensamientos que se siente a discutir sus ideas en forma seria y sobre la base de hechos".
-Suena a las antiguas comisiones. ¿No cree que perdieron efectividad y algunos las ven como una forma de dilatar más que de encontrar soluciones?
-Creo que las comisiones son buenas y que hoy hacen falta en Chile, como una instancia de discusión abierta, transparente y rigurosa para ayudar a buenas políticas públicas. Tal vez se instaló la sensación de que eran la manera de sacarse el problema por un tiempo, pero no fue así. Una comisión amplia habría sido un muy buen camino para discutir en forma seria, por ejemplo, el diseño de la reforma educacional.
-La imagen de la "retroexcavadora" instaló el camino contrario al diálogo. ¿Cree que al Gobierno le ha faltado voluntad de abrir sus reformas al debate?
-Más allá de las declaraciones de una persona, miremos la reforma tributaria. Quizás la cocina tuvo que hacerse muy rápido y salió cruda la comida, pero no es responsabilidad ni del Senado ni de los cocineros, porque no se partió por un proceso de diálogo constructivo con todos los actores.
"Ahora lo vemos en la educación superior. Desde el programa se habla de la educación gratuita universal, que a mi juicio es un error, porque terminaremos con un sistema más segregado, y sus posibilidades de implementación son muy bajas. El problema de fondo, y me preocupa, es que hay buenas ideas pero el diseño es precario".
-Usted integró el comité económico en la campaña de Michelle Bachelet. ¿No le generó incomodidad discrepar de una propuesta tan fundamental de su futuro gobierno?
-Por supuesto, nunca me sentí cómodo con la oferta de gratuidad total, porque es impracticable. Es cosa de pasearse por América Latina y ver la segregación de sus sistemas universitarios. Siempre he planteado mis puntos de vista, pero no siento que tenga que estar de acuerdo en todo para apoyar una candidatura; sí tener ciertos grados de lealtad mientras no violente mis principios.
"No participé del...
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