Producción más exigente y mercado despejado marcan la partida
La fruta del agricultor se unirá a otras de Copiapó y del vecino valle del Huasco y zarpará desde el puerto de Caldera, a mediados de la próxima semana, a EE.UU.
"El objetivo es que lleguen antes de Navidad, para lograr una buena venta. En todo caso, el mercado de EE.UU. debería estar despejado al arribo de la primera uva del norte, lo que es muy positivo", afirma Prohens.
Todo indica que la confianza de Prohens está justificada.
La demanda por uva de mesa sigue firme en Estados Unidos, el principal mercado exportador, donde los stocks de esta fruta están en los mínimos de los últimos años. La demanda del Extremo Oriente también aporta, pues sigue creciendo. En tanto, los productores peruanos adelantaron la cosecha, lo que reduciría la presencia de competidores, ya que solo quedarían las últimas cajas que pudiesen haber llegado de ese país.
Y, en los campos, la producción también parece estar acompañando estas buenas perspectivas.
Diversidad en bayas
Gabriel Varela administra tres campos frutícolas en el valle de Elqui. Reconoce que este año ha sido muy exigente en el manejo de los huertos. La primavera ha avanzado a paso irregular, con días de calor, seguido por jornadas de bajas temperaturas. El resultado es una importante dispersión en el desarrollo de las bayas de los parronales.
Varela reconoce que incluso una misma parra puede tener uvas de hasta tres niveles distintos de maduración. Esa realidad ha obligado a un manejo con mayor sintonía fina esta temporada.
En todo caso, el profesional está contento por como está avanzado la actual temporada. Destaca el fuerte aumento de las lluvias de este año, tras una de las sequías más extensas en décadas para el Norte Chico.
Varela destaca que el agua caída mejoró el acceso de las parras al agua, lo que redundaría en un aumento de la producción en sus campos entre el 5% al 10% sobre el resultado de la temporada pasada.
"Esta puede ser una temporada estupenda", proclama Varela.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el beneficio de las mayores lluvias será para quienes tienen las parras en plena producción. Un elemento importante si se tiene en cuenta que en zonas como el Limarí se abandonaron parronales en los últimos años debido a la sequía. A ello hay que agregar las pérdidas de hectáreas por aluviones en Copiapó y Huasco en marzo, así como la nevazón que botó decenas de hectáreas en la parte alta del valle de Copiapó en julio pasado.
"Creo que la Región de Coquimbo va a tener un volumen similar...
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