Nuestro problema es político - 24 de Mayo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844706332

Nuestro problema es político

A diferencia del 18 de octubre, en esta segunda crisis muere mucha gente y por causas que no podemos imputar directamente a otras personas. Esta situación agrega un dramatismo especial y nos exige ser especialmente serios; pero también hay que mantener la serenidad, porque el pánico jamás ha sido un consejero confiable. Repasemos los ingredientes que componen nuestras actuales tribulaciones.El primero es que no solo nos hallamos ante un virus extraño y peligroso, sino que, con excepción de las guerras, probablemente nunca antes en la historia las personas habían tenido tanto miedo a la muerte. De ahí que se comporten como si hubiese un solo peligro que enfrentar, cuando en realidad son muchos y grandes. Las cuarentenas pueden ser necesarias, pero traen consigo graves daños a la salud mental de las personas; serias repercusiones educativas; cesantía, con sus efectos materiales y psicológicos; violencia doméstica; abuso infantil; soledad y, por supuesto, unas consecuencias económicas terribles. Además, no todos gozan de las mínimas condiciones materiales para enfrentar un encierro obligado.Hasta hace algunas generaciones, bastaban dos años de malas cosechas para que la humanidad enfrentara el problema del hambre. Esta situación parecía superada en un mundo perfectamente interconectado, donde los habitantes de la ciudad no tenían idea de cómo había sido la última cosecha. Tal seguridad básica ha terminado. Las colas gigantescas en los supermercados en vísperas de la cuarentena fueron elocuentes, pero aún más aquellas que se producían en las estaciones de servicio. Uno pensaría que no se necesita tener el estanque lleno de bencina en cuarentena. Esa ansiedad expresa algo muy profundo: de pronto, el mundo se volvió inseguro.Además, el clima nacional está marcado por una lógica que se alimenta de las redes sociales y se procesa en los matinales, lo que hace difícil una deliberación serena sobre nuestros problemas. Para colmo, se metió en escena la corrección política. Así, quien quiera introducir algunos matices será visto como un "Jack el Destripador", que solo busca matar gente o causar daño. Como hay que ser animalista, nadie discute que se puedan pasear perros, pero no importa mucho que los niños y los viejos pasen semanas cuasi encarcelados, a veces en espacios minúsculos.¿Es muy extraño todo esto? No, si se atiende al hecho de que la opinión pública está presa del pánico y los diversos gobiernos deben complacerla si quieren seguir...

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