El primer año de Bachelet: la culpa es de la cabra - 15 de Marzo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 561138318

El primer año de Bachelet: la culpa es de la cabra

Esta semana se cumplió el primer aniversario del segundo gobierno de Michelle Bachelet. Y, siendo justos, debemos reconocer que este año inaugural partió para ella como un caballo de carrera.

La Mandataria y sus colaboradores deben mirar con nostalgia aquellos días de marzo de 2014 cuando asumía el poder con el respaldo electoral más alto del que se tenga recuerdo y con una mayoría soñada en el Congreso. Parecía, en verdad, todopoderosa.

Tal era su influencia que lograba irradiar su potencia a todos quienes la rodeaban. Cómo olvidar la actitud de los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría, que desarrollaron pecho de paloma y caminaban erguidos por la vida sintiéndose seres superiores. Semidioses de la política. Así fue como surgieron frases como "vamos a pasar la retroexcavadora para destruir los cimientos del sistema", "vamos a dar gratuidad a todos los estudiantes universitarios", "hay que bajar de los patines a los niños que van más adelantados", "los que atacan las reformas son los poderosos de siempre", etcétera.

Es el tipo de cosas que uno dice cuando se siente "power".

Es que, para ser francos, no existía ninguna razón para imaginar que esa situación de total superioridad oficialista pudiese cambiar.

Había tanto viento en popa que la Presidenta incluso se animó a nombrar a su hijo para ocupar el rol reservado para las primeras damas y lo instaló en La Moneda, muy cerca de ella. Hubo críticas, de partidarios y detractores. Pero no importó. Había abundancia de apoyo ciudadano y capital político. "Que no se vaya a notar pobreza".

Y el gobierno mantenía su tranco de caballo de carrera. Al galope logró aprobar una importante alza de impuestos y luego impuso el fin del lucro, la selección y el copago en la educación escolar. El impulso le alcanzó para enviar una reforma laboral y comenzar a hablar incluso de la reforma constitucional.

Había problemas, desde luego. El transporte público fallaba sistemáticamente, los bombazos generaban inseguridad y la gente no lograba entender en qué les beneficiarían las tan mentadas reformas. Pero como signo de que las cosas estaban a favor de la Nueva Mayoría estalló el caso Penta, que puso en el centro del debate el financiamiento irregular de campañas electorales de un sector de la derecha. Las cosas no podían ser mejores, la oposición se encontraba arrinconada, amenazada y carecía de la capacidad de cumplir su rol de fiscalizar o corregir las políticas que intentara imponer el Poder...

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