Presentacion de 'El yo'. - Núm. 48, Marzo 2009 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 634575041

Presentacion de 'El yo'.

AutorRojo, Grínor
CargoCreación

El Libro de Norman Holland que ahora comento es un tratado psicoanalítico que se refiere especial aunque no exclusivamente a las relaciones entre psicoanálisis y literatura. Es este un asunto que ha estado con nosotros, ni falta hace que se lo recuerde yo al auditorio que ahora tengo delante, desde las incursiones que Freud personalmente hizo en los temas que dicen relación con el arte o, más específicamente, con la literatura. Me refiero a sus famosos ensayos sobre Leonardo de Vinci, de 1910, y sobre Fedor Dostoyekski, de 1928. A ellos siguieron, entre muchos otros trabajos que también son dignos de mención, los de Marie Bonaparte sobre Edgar Allan Poe o el de Ludwig Pfandl sobre Sor Juana Inés de la Cruz, este último el mismo que saquea Octavio Paz en su libro acerca de la monja novohispana. Fue ese el primer momento en unos desarrollos que hoy se detienen en la profusa y desordenada actividad de los críticos lacanianos o neolacanianos, como podrían ser en Francia la Julia Kristeva deLa Révolution du langage poétique y en América Latina la Josefina Ludmer que escribe sobre Cien años de soledad. Por supuesto, puntean estos desarrollos los cambios que han tenido lugar en el campo del psicoanálisis en un sentido amplio. Como suele decirse también del marxismo, ya no hay un psicoanálisis sino muchos. Crecen y se multiplican las "escuelas" y las diferencias entre ellas no son siempre negligibles. Cabe una comparación más con los marxistas devotos: lo que legitima a cualquiera sea la diferencia de una escuela psicoanalítica con otra es su lectura "correcta" del maestro. Los marxistas correctos leen correctamente a Marx. Los psicoanalistas correctos leen correctamente a Freud. Es esta, diríamos, la diferencia que existe entre la supuesta corrección de Marie Bonaparte frente a la no menos supuesta corrección de Jacques Lacan.

Del otro lado, e instalándonos ya en el plano literario, yo creo que puede hacerse una separación bastante clara según que el ojo crítico (o que el oído crítico: el psicoanalisis privilegia el oído del analista, como es bien sabido) esté puesto en una u otra de las tres instancias constitutivas del circuito de la comunicación lingüística. Existen así una crítica psicoanalítica del autor, una crítica psicoanalítica del texto y también, cómo no, una crítica psicoanalítica del receptor. Crítica psicoanalítica del autor es la ya mencionada de Bonaparte sobre Poe, de 1933, crítica psicoanalítica del texto es la de Ernest Jones sobre Hamlet, de 1949, y crítica psicoanalítica del receptor la de nuestro Norman Holland, sobre todo desde la...

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