Premios Oscar 2021: Inmersos en una guerra cultural - 18 de Abril de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 864343281

Premios Oscar 2021: Inmersos en una guerra cultural

Hay algo en la próxima entrega del Oscar que inevitablemente me lleva hacia atrás, muy atrás en el tiempo: directo hacia fines de los 80, cuando los premios aún se entregaban en la última semana de marzo o la primera de abril; eran años en que la audiencia chilena recién tenía acceso a los filmes ganadores después de la ceremonia, algo que se repetirá esta temporada después que -casi con total probabilidad- la todavía no estrenada "Nomadland" se lleve el próximo domingo 25 la estatuilla a Mejor Película.Porque ese es el otro asunto: esta edición tiene varias candidaturas cuya carrera está prácticamente corrida, dejando escasísimo margen para las sorpresas, discusiones y decepciones habituales. Los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS) nunca se han distinguido por lo inescrutables, pero la seguridad y confianza con que los gurús del medio están operando se encuentra al borde de lo soportable. Lo que traslada toda la presión hacia los organizadores: si estás a cargo de un buque en crisis y si necesitas que la gente se interese por el evento, lo sintonice y lo viralice, ¿de qué sirve tener todo claro con anticipación? Pese a ello, el AMPAS se ha visto poco menos que obligado a nominar títulos e intérpretes a prueba de balas y apoyados por un lobby que posee tanto o más influencia que los propios realizadores.Ah, y a todo lo anterior, agréguenle el covid-19. ¿Qué tal?Militancia o masividadEn realidad, la cosa se veía difícil incluso antes de la pandemia misma. Quienes gustan de pensar a largo plazo ya habían anunciado, con motivo de la ceremonia anterior, que los Oscar 2021 se venían muy complejos: serían los primeros premios de la era post Trump (o de un eventual segundo período presidencial), en medio de la creciente radicalización de discursos liberales en abierta guerra cultural con acontecimientos políticos y sociales de los pasados cuatro años. Esto ya había sacado ronchas en 2019, cuando "Green Book" - clásico ejemplo de un drama confeccionado para sacar aplausos y arrasar en taquilla- derrotó a "Roma", la favorita de la crítica. Era un escenario repetido numerosas veces en años anteriores, pero que en esa ocasión fue leído como una renuncia de Hollywood a abordar temáticas progresistas con la audacia debida. Acto seguido, la Academia reformuló sus reglas de admisión, aumentó en un tercio el número de miembros y fortaleció la presencia de minorías. La jugada dio resultado: en 2020, "Parasite" se convirtió en la primera cinta no angloparlante en ganar como Mejor Película, y la primera en triunfar en esa categoría y, además, como Mejor Filme Extranjero. Misión cumplida. El problema es que el empujón para corregir los pecados del pasado fue enérgico, pero también desestabilizador. Un premio que históricamente ha sido otorgado por una pequeña comunidad para congratularse a sí misma, primero, y para reconocer la excelencia artística, después, no puede de golpe transformarse en un instrumento que entregue reconocimientos en función de presuntas agendas políticas o en el nombre de la justicia social. O sea, sí puede, pero el resultado genera un evidente desbalance.Es cosa de darle una mirada a las candidatas a Mejor Película. "Nomadland", un filme sobre gente que debe abandonar sus hogares y lanzarse a la carretera; "Minari", acerca de la dura experiencia de migrar y convertirte en minoría; "Promising Young Woman", sobre la venganza contra el abuso y la masculinidad tóxica; "Judas and the Black Messiah" y "El juicio de los 7 de Chicago", dos recreaciones históricas en torno a tensión racial, protesta y discriminación; "The Father", relato gatillado por la ancianidad y el alzhéimer, y "Sound of Metal", sobre el infierno y el aislamiento provocados por la enfermedad. De las ocho nominadas, la única película que podría calificar de producto plenamente hollywoodense es "Mank", una versión libre de los orígenes de "Ciudadano Kane"; pero su condición de película en blanco y negro, y su temática cinéfila, la convierten en un artefacto más cercano al cine arte que un espectáculo popular y masivo.Y eso es precisamente lo que ha resultado esquivo en estos días de covid. El prolongado cierre de las salas, los anuncios de que los grandes estudios reforzarán su estrategia de streaming y las innumerables dificultades para poder filmar "como antes", debilitaron como nunca la competición: en diciembre de 2020, varios candidatos "fijos" ya figuraban postergados y fuera de carrera. Qué duda cabe, la competencia habría sido otra si "Dune", de Denis Villeneuve; el remake de "Amor sin barreras" filmado por Spielberg, o "In the Heights", la versión fílmica del premiado musical de Broadway, hubieran conseguido estrenarse u obtenido algún tipo de distribución digital. Sin ellas en el mix , el grupo de aspirantes se cargó hacia el mundo de la producción independiente, a filmes de festival o material adquirido para su estreno...

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