Premiaciones de fin de año: hora de poner paños fríos a las expectativas
Ninguno de ellos ha recibido nunca un premio. "Nada les puede importar menos. Son lo menos competitivos que hay. Pero a mí sí me importa. Yo sufro, porque pienso en que quiero que salgan adelante. Me da un poco de miedo que no avancen".
La situación de Lorena probablemente no es única.
La psicoanalista y magíster en clínica psicoanalítica con niños y jóvenes, Gisela Forer, plantea que es necesario que padres y madres reconozcan sus expectativas. "Hay niños que lo viven mejor o peor. Como papá, la primera pega es la de aceptación del hijo, y eso no es resignación, sino más bien es conocerlo y encantarse con lo que es. Pero vamos a ver quién es este niño en función de lo que es y no de lo que a ti te gustaría que fuera".
Matías Marchant, psicoanalista de la Corporación Casa del Cerro, está de acuerdo. Y trae al presente una idea de Freud: los hijos pasan a ser los representantes del amor propio. "Ahí los adultos tienen que hacer un trabajo. La invitación a los padres es a conocer a sus hijos. A saber lo que a ellos les apasiona y les gusta. Y brindarles la mayor cantidad de experiencias para que descubran qué quieren hacer. La idea de los premios sería que reconocieran por hacer lo que a uno le gusta y hace con pasión y no por lo que la autoridad quiere".
"Para los niños lo peor es ver la frustración en los ojos de los padres. Cuando el niño es aceptado y querido, un premio más o menos es insignificante. Si no se ganó el premio en el colegio, en la casa podemos generar nuestros propios incentivos y premiar con el reconocimiento y el orgullo", agrega Gisela Forer.
Aprender a competir
Otra forma de enfrentar la hora de las premiaciones es aprovecharla como una oportunidad para abrir un diálogo respecto de cómo fue el año y también para aprender a competir. "La competencia está muy mal vista, pero también es un estímulo para mejorar. Es válida. Y vivimos en una sociedad muy competitiva, por lo tanto, lo mejor es aprender", propone la psicóloga clínica experta en adolescentes y adultos, Viviana Sosman.
"Uno tiene que entender que hay gente con más capacidades que uno. Imagínate si todos los psicólogos aspiráramos a ser Freud. Por eso los padres deben moderar sus expectativas respecto a los recursos de sus hijos y de acuerdo también a su rendimiento en el año y su esfuerzo", sigue la psicóloga.
Algunas quejas en esta época del año son por el largo de las premiaciones: son eternas y se incluyen tantas categorías, que finalmente el reconocimiento...
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