Prefacio
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CRIMINOLOGÍA. APROXIMACIÓN DESDE UN MARGEN
PREFACIO
Este volumen contiene la primera parte de una reflexión general acerca
de la criminología. No es un tratado ni un manual, sino solamente la «aproxi-
mación» de un curioso. Y no es la primera, pues esa tuvo lugar hace casi un
cuarto de siglo, apenas egresado, con las enseñanzas del maestro Alfonso
Quiroz Cuarón, en México, y fue una experiencia humanamente extraordina-
ria. No obstante, en lo intelectual, había «a lgo» que no e ncajaba. Insensible-
mente volví a la dogmática jurídica y a llí me quedé varios años. Pero la prác-
tica judicial, los hechos políticos y el trato con los presos me impulsaban a
seguir atisbando por la ventana a la cr iminología. De este modo, fui sintiendo
que también en la dogmática jurídica había «algo» que no encajaba. No demo-
ré mucho en advertir que la clave estaba en la política criminológica y en su
estrecha dependencia de la política general, en percibir que la dogmática jurí-
dico-penal es un inmenso esfuerzo de racionalización de una programación
irrealizable y que la criminología tradicional o «etiológica» es un discurso de
poder de origen racista y siempre colonialista. Pero percatarse no era suficien-
te: se hacía necesario salir por la puerta francamente y curiosear sin tapujos
en el terreno de la criminología.
Una circunstancia especial aceleró ese paso: fue el regreso a la Universi-
dad de Buenos Aires. En realidad, casi siempre había estado fuera de la Uni-
versidad de Buenos Aires. No me había preocupado mucho, entre otras cosas,
porque hasta cierto punto me parecía lógico: en ella se habían reproducido los
discursos antipopulares que aquí explico. En 1974, el director del Instituto de
Derecho Penal de la Facultad de Derecho me había invitado a dar clases de
posgrado. En 1976, esas funciones terminaron con una comunicación admi-
nistrativa firmada por un funcionario de la intervención militar con grado de
capitán. En 1984, los delegados interventores en la Fa cultad de Derecho y en
la entonces carrer a de psicología me confiaron interinamente las cátedras de
derecho penal y de cr iminología respectivamente. En 1985 obtuve la primera
por concurso, y en 1986, la segunda. La necesidad de explicar criminología en
la Facultad de Psicología, en la única cátedra curricular que tiene la Unive rsi-
dad de Buenos Aires desde 1963, aceleró sensiblemente mi decisión de salir
francamente por la puerta y curiosear muy en serio. Con unos años más —lo
que no es mérito, por cierto— volví al terreno que no pisaba desde el Anáhuac
y me puse a la tarea d e tratar de ordenar lo que iba encontrando allí, que son
sus múltiples facetas que, como las muchas caras de Quetzalc óatl, confunden
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