Prambanan, el valle sagrado de Java - 20 de Marzo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 631555889

Prambanan, el valle sagrado de Java

Durante ese deambular por la ciudad balinesa de Ubud, un monje me dijo que si quería saber de dónde viene la fortaleza del alma de Bali, debía visitar los templos de Prambanan, en la isla de Java, más cerca de Australia que de cualquier otro país asiático, a unos 18 kilómetros de la ciudad de Yogyakarta, donde estoy ahora. Aquel monje de Ubud, de túnica y barbas blancas, y que se hacía llamar Arjuna, me había dicho:

-Verá que son una de las maravillas de Indonesia. Su existencia solo se explica por una voluntad apoyada firmemente en el hinduismo de mil años. Cuando la población indonesia tuvo que ceder ante los musulmanes, muchos decidieron abandonar Java y venirse a Ubud y a otras ciudades de Bali. Se negaron a abandonar sus creencias. Gracias a ellos, Bali es lo que es.

Muchos nobles y sacerdotes, junto con los más importantes intelectuales hinduistas de Indonesia, formaron parte de la multitud de refugiados que llegó a Bali. Traían sus libros sagrados y registros históricos. Sus plegarias de siempre. Sembraron así la semilla de un árbol robusto que lleva cinco siglos reforzando la atmósfera espiritual de la isla más famosa de Indonesia.

Hermanos de Angkor

Ahora que he llegado a la misteriosa Prambanan, me estoy dando cuenta de que sus templos espléndidos no se parecen mucho a la masiva arquitectura religiosa de Bali. Un monje me ha dicho que en Bali el hinduismo se hizo diferente al ser atravesado por las creencias animistas de las tribus locales. Su arquitectura es íntima, y a escala humana. Sus escasos templos altos derivan de la pagoda china, no del hinduismo. La arquitectura de Prambanan, en cambio, es monumental. Se parece a la de algunos santuarios de la India.

Realmente lo que me tiene sorprendido -!entusiasmado¡- es que sus templos parecen hermanos de los más admirables de Angkor. Si no son gemelos, son hermanos en estilo, altura y reciedumbre. Ambos pueblos levantaron montañas-templo, siguiendo el mito del Meru, la morada de sus dioses, monte que según los hinduistas tradicionales tiene 450 mil kilómetros de alto.

Aproximadamente, claro.

Tres siglos separan, sin embargo, a Prambanan y Angkor. Sus templos son hermanos, pero no contemporáneos. Prambanan florece como nunca en el siglo IX; Angkor, en el XII. Y es bueno recordar que los admirables templos-montaña no nacieron en el Sudeste Asiático, sino que en el Medio Oriente, y fueron adoptados después en la India. Desde ese país llegaron a Prambanan, en el noble período Mataram. Y luego arribaron a Angkor, la hoy vacía capital de los jemeres en Camboya.

Puede adivinarse en la historia de Bali, sin embargo, la misma fuerza espiritual y religiosa de los hombres que levantaron Prambanan. O, tal vez, más. En la minúscula Bali, sus 20 mil templos hinduistas han logrado sobrevivir siglos, aunque los rodea un mar de musulmanes. Se podría pensar que ser distintos ha sido una maldición para ellos. Pero ha sido bendición. Por constituir una minoría, se mantienen alerta, más puros y observantes de sus principios. Esa ha sido su suerte.

Los dioses solos

No han tenido la misma buena estrella los templos de Prambanan. Nacieron durante la dinastía Sanjaya, cuando este valle sagrado vivía el segundo siglo de una admirable explosión creativa. Pero poco después, los templos fueron dañados -según parece- por una erupción del Merapi, el volcán que todavía se ve a lo lejos, con su eterno penacho de humo y vapor. Muy pronto el santuario fue abandonado, como si todos hubiesen pasado de creyentes a dudantes. Y lo mismo le ocurrió al valle de...

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