Postales de la escasez en Venezuela
La escasez ha sido uno de los gritos de guerra de la oposición al Presidente Nicolás Maduro durante la crisis actual, y en la jerga del gobierno se trata de una inmoralidad intencional perpetrada por la ultraderecha para dañar al pueblo. Pero el fenómeno golpea a chavistas y antichavistas por igual, que van a supermercados y farmacias y se topan con estantes vacíos, desolados, un escenario que afecta a quienes necesitan remedios, cambiar el auto, conseguir whisky o comprar papel higénico.
"Estamos raspando con las uñas", dice León. Ahora me llamaron para ofrecerme 20 paquetes de 20 kilos de harina pan a 400 bolívares cada uno. Son 8 mil bolívares. Como no tengo esa plata, tengo que conseguirme con un prestamista que me cobra 20 por ciento de interés. Está muy fuerte".
En Venezuela el cambio de divisas está regulado por el gobierno desde 2003, lo que ha generado un mercado paralelo del dólar que está a 13 veces el valor oficial, una de las causas de la inflación que en 2013 superó el 50 por ciento. Muchos productos de uso cotidiano están calculados a esa tasa porque fueron importados con ese dólar o por especulación de los comerciantes. Además, hay insumos básicos sujetos a control de precios, como la harina o el aceite, que en los supermercados privados y estatales son racionados dependiendo del stock y la demanda. Por eso, cuando Rafael León quiere comprar 15 kilos de azúcar, le venden cuatro y cuando pide seis paquetes de servilletas le dicen que simplemente no hay.
Y eso le sucede a todos. Le pasó el martes a Antonio Mejías, un jubilado de la compañía eléctrica estatal, que cuando fue a pagar los tres kilos de azúcar que su mujer le encargó, la cajera del supermercado Central Madeirense le quitó una bolsa y, sin mirarlo a los ojos, le dijo:
- Dos kilos por persona.
En los seis pasillos de la tienda hay estantes repletos de botellas de Gatorade, de ketchup Heinz, de maltín Polar. En la góndola de los desodorantes hay 8 rollon Rexona amarillos y 10 negros, pero la leche en polvo y la codiciada harina de maíz no se ven por ningún lado. Para explicar la desolación, el administrador de bigote gris y lentes de marco grueso que pide ser identificado como Maciel, dice que la escasez habitual ha empeorado las últimas dos semanas porque los camiones distribuidores no se aventuran en las calles cortadas y tomadas por las protestas que sacuden Caracas y Venezuela hace casi tres semanas. Por eso escasean también los pañales, los cereales, el azúcar, y porque las marchas iniciadas por estudiantes en reclamo por el desabastecimiento y la inseguridad no tienen para cuando terminar. Maciel no se atreve a aventurarles a los clientes una fecha de retorno a escasez habitual. Se ha transformado en un círculo vicioso.
Eso de buscar y no encontrar también les sucede a Leidi y Juliana, dos jóvenes que el domingo marcharon junto a los "abuelos chavistas" al Palacio de Miraflores, más que por convicción...
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