Se pone de pie - 17 de Noviembre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 406999938

Se pone de pie

Había que recuperar lo edificado por su bisabuelo Eduardo Talavera Chrisp, quien en 1884 compró estas tierras (360 hectáreas) en la localidad de Molina, VII Región, con la ilusión de tener un campo. Entonces plantó viñas de finas cepas francesas, construyó una bodega y mejoró el inmueble existente, de marcado estilo chileno. Para ello botó muros y agrandó los espacios, cerró la galería posterior, incorporó una terraza con balaustrada en el frontis, y lo más novedoso para la época en una casa de adobe, incluyó un segundo piso revestido en zinc. Pero también levantó una capilla y dio forma a un magnífico parque de estilo inglés con flores de todos colores y una gran variedad de árboles, entre ellos coníferas, mañíos, arrayanes, aromos australianos, tilos, sequoias y alcornoques.

Una propiedad que su nieta Valentina Talavera Balmaceda defendió con coraje durante la época de la Reforma Agraria y que junto con su marido, Arturo Fontaine Aldunate, compró a sus tres hermanas con el fin de que jamás pasara a manos de otras personas. Ella la cuidó con un cariño especial, que bien supo transmitir a sus siete hijos, en especial a Bernardo, quien después del terremoto organizó a sus hermanos y se hizo cargo de liderar los trabajos de recuperación. "Santa Lucía es parte de nuestra alma, de nuestra historia. Es parte de lo que somos y de lo que queremos transmitirles a nuestros hijos: sentido de familia y amigos reunidos, amor por la tierra chilena y las tradiciones, gusto por las conversaciones animadas...", dice Bernardo.

Para ello se llamó al arquitecto Óscar Bustamante, con experiencia en la restauración de adobes. "Me tocó meterme en este tema a raíz del sismo de 1985, cuando nuestra casa familiar en Santa Rosa de Lavaderos quedó en ruinas", cuenta. Un par de semanas después del trágico 27 de febrero visitó Santa Lucía y su impresión a primera vista fue que la construcción no tenía remedio. "Después de analizarla en detalle concluí que una parte importante -alrededor de 450 m2 correspondientes a un ala de dormitorios- debía demolerse", señala. Asimismo, recomendó reconstruir ciertas zonas con quincha, es decir, con estructura de madera recubierta en tierra imitando el adobe, y reforzar los adobes buenos mediante un sistema de crucetas de madera con hormigón armado inyectado. "Había que fortificar las fundaciones y en cierta forma rehacer la casa completa", agrega.

Las obras tardaron alrededor de un año y medio y ellas significaron la remodelación de...

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