El poeta Bob Dylan en la carretera - 16 de Octubre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 651109813

El poeta Bob Dylan en la carretera

La canción cerraba "Modern times" (2006), quizás su último gran disco. Su típica voz rota se oía aun más oxidada. Era el tiempo que, a esas alturas, Dylan ya sabía manejar a su favor: las elegantes 10 canciones del álbum están hechas sobre una serie de citas a viejas tonadas del blues, el country e incluso del jazz. Llegaron a caerle acusaciones de plagio, pero él solo echaba mano del patrimonio de los ancestros. Eran los ritmos de siempre y acaso también era el Dylan de siempre: alguien que ha estado en todos lados ("No puedo volver al paraíso; maté a un hombre ahí"), y aunque sabe exactamente lo que pasa en el mundo, sigue buscando una respuesta que no llega nunca.

Cuando lanzó aquel disco, Dylan se sentó con el escritor Jonathan Lethem y le respondió varias preguntas para la revista The Rolling Stone. Se explayó con detalles en los asuntos propiamente musicales, pero cuando llegó el momento de hablar de las letras pisó el freno: "No escribí estas canciones en un estado de meditación, sino en una especie de trance, en un estado hipnótico. ¿Es así como me siento? ¿Por qué me siento así? ¿Y quién es ese yo que se siente así? No puedo decirlo. Pero sé que esas canciones están en mis genes y no pude detener que salieran", dijo. Y luego agregó: "Simplemente dejo que las letras aparezcan, y cuando las estoy cantando, parecen tener presencia ancestral".

Le pasó siempre. A inicios de 1962, recién instalado en Nueva York, con 21 años, Dylan sufría de "ráfagas de creatividad": podía ir en el metro, estar hablando con alguien, en cualquier parte, cuando de pronto se le ocurría una canción. Le pasó la tarde del 12 de abril de ese año, en una cafetería de Greenwich Village. Después de juguetear por casi una hora con las palabras y la guitarra, tenía lista "Blowin' in the wind". Su primer himno. Décadas después, un periodista le preguntó de dónde había venido la canción: "Simplemente vino".

Escurridizo y distante, Dylan lleva medio siglo reiventando una y otra vez el sonido tradicional estadounidense y, a la vez, construyendo un estilo personal. También, renunciando a todos los papeles que se le piden: a ser el portavoz de la contracultura de los 60, a ser una estrella de rock, e incluso, a ser un poeta. Pero sobre lo último ya está el veredicto: el jueves pasado, la Academia Sueca le entregó el Premio Nobel de Literatura, argumentando que "había creado una expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana". La secretaria del...

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