El poder transformador de las emociones negativas
-En nuestro campo a veces puede dar la impresión de que las emociones negativas son indeseables e inútiles, y que debemos apuntar solo a emociones positivas -explica desde Londres Tim Lomas, director del Programa de Psicología Positiva de la universidad-. Sin embargo, sentimos que este tipo de mensaje podría ser bastante molesto, porque si estás sintiendo una emoción negativa, esto podría implicar que algo está necesariamente mal contigo o con la forma en que estás viendo el mundo. Y no es así.
El resultado de la propuesta fue un libro académico llamado "La segunda ola de la psicología positiva: Abrazando el lado oscuro de la vida", y uno de divulgación titulado "El poder positivo de las emociones negativas", que Ediciones Urano acaba de lanzar en español. En el volumen, Lomas invita a los lectores a reconocer en ellos emociones como tristeza, ansiedad, ira, culpa, envidia y soledad, y aprovecharlas -paradojalmente- para labrarse un camino hacia la felicidad (ver recuadro).
-Queríamos abrir un espacio en el campo para el diálogo sobre que sí puede haber valor en las emociones negativas si estas se aprovechan con compasión y con habilidad -agrega Lomas, enfatizando en el trabajo personal que requiere esa transformación.
Para el investigador es clave establecer que su propuesta está lejos de la fórmula mágica que proponen best sellers de autoayuda como "El secreto", máximas del tipo "Pide, que el universo te lo concederá", o de la pseudocientífica Ley de la Atracción.
-En algunas situaciones y circunstancias, las fantasías positivas pueden ser útiles y motivadoras -concede-. Sin embargo, tales fantasías pueden ser contraproducentes si inducen la complacencia. Por ejemplo, si uno se deja llevar por la creencia de que se garantiza un resultado futuro deseado sin que nosotros hagamos el esfuerzo necesario -puntualiza el también doctor en Psicología de la Universidad de Westminster.
La ira del cambio social
Dentro del rango de emociones estudiadas por Lomas y su equipo hay algunas que son más conscientes que otras. Y, desde Londres, el investigador no puede dejar de observar que justo la menos consciente es la que hoy ve más presente en la sociedad: la ira.
-¿Por qué la ira es la emoción negativa menos consciente?
-La razón es que muchas de las otras emociones parecen ser más intrínsecamente reflexivas. Por ejemplo, la tristeza, la culpa o la soledad nos obligan a detenernos en ellas y pensar en ellas. Es más probable que la ira sea irreflexiva y reactiva, al menos en el momento inmediato en que la estamos experimentando, porque un sentimiento de ira puede surgir...
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