La plena madurez de Carlos Ampuero - 20 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 915047896

La plena madurez de Carlos Ampuero

Recordamos la evolución de Carlos Ampuero (1965) como la de un pintor muy bien dotado, aunque disminuido un tanto por un realismo narrativo, abigarrado, de toques surrealistas y de gusto no precisamente seguro. En esa línea debemos exceptuar, eso sí, sus bellos cuadros de varones solos, sentados, prototipo de la soledad trágica del hombre contemporáneo. No obstante, ya regresado desde Inglaterra durante los años 90, continuó su maduración creadora, a través de un más reciente y atractivo contrapunto entre maquetas arquitectónicas de ciudades -producto de sus primeros estudios en Londres- o diseños de fríos artefactos industriales reunidos con iconografía moderna y posmoderna -Estatua de la Libertad, Torre de Tatlin, etcétera-. Para ello recurrió a fotografía digital, escaneo 3D y dibujos. Hoy día nos sorprende de nuevo, pero en plena madurez. Fiel realista, además con la experiencia del computador y del collage fotográfico, el acertado montaje de Galería Animal le permite lucir especialmente los numerosos óleos sobre tela de amplias dimensiones, todos realizados en 2022.Representan ellos un mundo exclusivamente masculino. Podría tratarse de escenas multitudinarias captadas en los tribunales de justicia, bolsas de comercio, quirófanos, logias, congresos diversos de nuestra época o del siglo pasado. Una fuerte ambigüedad se desprende al sorprenderlas en vivaz actividad, posibilitando bastante más de una sola lectura. Provocan un efecto inquietante en el espectador. Su vigoroso y, a la vez, untuoso claroscuro se limita al blanco, negro y la riqueza de los grises. Por momentos, el pintor realiza un convincente empleo caprichoso de la perspectiva: formas borrosas en primeros planos y bien definidas hacia atrás. De las ocho pinturas grandes -incluyendo una en formato pequeño-, nada más que dos veces se hace presente el cromatismo. De esa manera, restringido al rojo vibrante de la alfombra, en el espléndido "Los errores de Tolstoy" y el negrísimo fulgor de la vestimenta de su protagonista; el amarillo verdoso que baña los retratos fotográficos de "Boys".Entre otras obras que admiten algo de color tenemos un par de paisajes. Así sucede en el idílico "Wyvenhoe" y sus verdes, o en el violáceo rinoceronte en medio de una naturaleza templada. Por su parte, la roca con aspecto de menhir -"Péndulo"- encuentra su réplica formal, quizá algo lejana, en el lienzo con el inmenso y elegante vestido cortesano que nos recibe en la antesala de Animal. La escena...

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