De playa en playa, a ritmo de yate en el Caribe
Un sábado de noviembre a las 8 de la noche, casi 6 mil kilómetros separan de Santiago. Al frente, un festival de comida internacional en las Islas Vírgenes Británicas o BVI, un conjunto de islitas que forma un territorio británico de ultramar, al este de Puerto Rico. De pie, paseando sin rumbo sobre una gran superficie de pasto, en el rostro se siente la brisa tibia del mar Caribe, la misma que todos los días se desliza sobre el follaje que cubre los montes del archipiélago.En Virgin Gorda, la segunda isla más grande del grupo, se realiza la sexta versión de Taste of Virgin Gorda, que congrega unas mil personas, número significativo para un sitio que tiene una población de 8.500 personas. Hoy, reconocidos chefs de Puerto Rico, Tailandia, de las BVI, Jamaica o Estados Unidos desplegarán sus preparaciones. Nombres como Germán Villatoro -director del Culinary de Nueva York- o Karina Rivera -la mexicana creadora de Women Chefs 305, iniciativa que apoya a mujeres cocineras en Estados Unidos- realizarán infinitas degustaciones. Habrá desde nachos con langosta y caviar a saltfish jamaicano, mientras suena el saxofón del jazzista barbadense Arturo Tappin.Lo esencial esta noche será observar todo, sin perder detalles. Oír. Probar sabores e intentar no comer porciones completas para no perderse la siguiente preparación. Y aunque los sabores y fragancias diferentes llenan el aire, nada llama tanto la atención como los asistentes. Pareciera que, para este Taste of Virgin Gorda, los virginianos hubiesen acordado un dress code años 70.No es la idea ser mal educados, tampoco mirar demasiado, pero los brillos y los enteritos naranjos; las rastas adornadas meticulosamente con conchitas; las rayas verticales y las patas de elefante; el croché hair de algunas jóvenes -que son básicamente extensiones ondeadas de pelo que se adhieren a croché a los cabellos previamente trenzados- hacen que el evento resulte fascinante.Aunque es la última noche de un viaje que comenzó hace una semana, es la primera oportunidad para ver en verdad a los propios habitantes desplegarse en su máximo esplendor.Este viaje había comenzado días antes, poco después de aterrizar, con el plan de realizar una extensa navegación para asomarse a algunas de las playas desiertas que escondían las más de 50 islas que se agrupan bajo el nombre Islas Vírgenes Británicas. Y aunque todo eso había sido extraordinario, esta noche en Virgin Gorda sería el broche de oro. Entre los olores, sonidos y los propios virginianos brillando en su fiesta, parecía el momento adecuado para repasar -antes del último adiós- el recorrido en yate que había permitido llegar a este momento.Son las nueve de la mañana y es casi momento de zarpar en uno de los yates más exclusivos de la compañía The Moorings. El Promiscuous tiene tres pisos, seis dormitorios, dos cubiertas, una sala de estar abierta en el último piso -donde está el timón- y una enorme vela en la parte superior del yate. Estadísticas que no dicen lo importante: los dormitorios son muy cómodos y cada uno tiene una cama de dos plazas, clóset, baño y una ventanita hacia el mar. Y absolutamente todo es blanco y funcional.El rutero en la práctica es un circuito de isla en isla que, a...
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