Pesquisa de agentes encubiertos del OS-7 fue clave para caída del zar antidrogas de Bolivia - 3 de Marzo de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 255606126

Pesquisa de agentes encubiertos del OS-7 fue clave para caída del zar antidrogas de Bolivia

La cita transcurrió en un lujoso hotel de Arica. Tras beber un par de botellas de whisky, los efectivos chilenos pactaron la compra de 144 kilos de cocaína de alta pureza que los bolivianos enviarían a esa ciudad en un contenedor. Éste sería despachado por mar a Miami, Estados Unidos, vía Panamá. Sin que los vendedores lo sospecharan, la transacción era el fruto de una operación antinarcóticos secreta que duró seis meses y se coordinó con la Fiscalía de Arica.

La diligencia se gestó a comienzos de agosto de 2010, cuando la DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos) reveló a Carabineros que, presuntamente, Sanabria era el líder de una red narco que en el último año había logrado enviar trece contenedores con clorhidrato de cocaína hacia EE.UU. y Europa, a través del puerto de Arica.

Sanabria actuaba protegiendo los envíos de droga de tres organizaciones de narcotraficantes de su país.

Carabineros montó una operación para sustentar la línea investigativa planteada por la DEA y logró evidencia contra Sanabria que fue enviada por el Ministerio Público de Chile a la Fiscalía de Miami. Ésta abrió una causa contra el general (r) y emitió una orden de captura internacional. Sanabria fue detenido el 24 de febrero en Panamá, luego de salir desde Santa Cruz y pasar por Arica.

Los antecedentes obtenidos por el OS-7 incluso vincularían directamente a Sanabria con algunas fases de la venta de los 144 kilos de cocaína en Arica.

En Bolivia, tras estallar el escándalo, el organismo de inteligencia contra el narcotráfico que encabeza Sanabria fue intervenido y 15 altos funcionarios resultaron detenidos. El cargo del general (r) era de confianza del Presidente Evo Morales y se le considera un muy cercano asesor del Mandatario.

Vigilancia permanente

El capítulo chileno de esta operación no estuvo exento de alta tensión, aportada por el contenedor con droga, que desde su ingreso a Chile por el paso Chungará, el 26 de septiembre, se convirtió en un blanco permanente de vigilancia. Policías encubiertos acechaban sus movimientos en los recintos de acopio del puerto de Arica. Desde un lugar elevado, agentes del OS-7 lo seguían con binoculares en el día y con una cámara de visión nocturna cuando el sol se iba. Así, se resguardaban de eventuales acciones que pudieran frustrar la operación. Bastaba que algún extraño se acercara de forma sospechoso, creían los investigadores, para que los narcos decidieran frenar el negocio.

Pero al final, nada pasó y en noviembre el...

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