Pese a mejoría, se mantendrá uso restringido
Así, las juntas de vigilancia de los ríos anuncian que aunque entregarán un mayor volumen a cada socio, mantendrán un esquema de restricción pues la escasez de agua es un tema estructural.
"Se justifica plenamente el mantener ciertas restricciones, más que nada para ir creando una cultura de uso eficiente del agua en los valles del norte. Esta temporada, en una buena medida, está salvada y los pronósticos para el próximo año señalan que no sería tan malo, dado que La Niña no parece que persistiría hasta más allá de marzo de 2017. Eso significa que el invierno venidero llegará en condiciones de completa normalidad en materia de temperaturas del océano, lo que nos hace pronosticar un año pluviométricamente normal", señala Fernando Santibáñez, director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
Está claro que en la zona los casi 12 años de sequía dejaron un aprendizaje: la necesidad de tener una cultura de uso del recurso eficiente y racional.
"El error fue usar el agua en función de la que había... La filosofía es disponer solo de una fracción, el resto va a ahorro porque en esta región nunca se sabe lo que se va a tener", agrega Santibáñez.
Esta temporada de riego, por ejemplo, los regantes de Copiapó contarán con volúmenes de agua similares a los del 2015.
"Copiapó no ha tenido una situación de sequía temporal, tiene sequía permanente. Estamos en el desierto de Atacama y siempre tenemos escasez de precipitaciones. Lo normal son entre 2 y 5 mm", señala Timothy Taffe, presidente de la Junta de Vigilancia del río Copiapó.
Ha sido la tónica de los últimos 10 años, salvo lo ocurrido el 25 de marzo del año pasado, donde el desusado volúmen de agua produjo un aluvión que dejó muertos y desaparecidos.
Pero ni siquiera eso acumuló suficiente agua, ya que gran parte de ese caudal se perdió, porque fue en quebradas laterales más abajo del embalse.
"Solo se juntaron ocho millones de metros cúbicos, poco para la capacidad de 23 millones del embalse. Lo increíble fue que le entraron cerca de 60 millones de metros cúbicos, pero el diferencial (52 millones de metros cúbicos) se infiltra y no queda disponible para poder regar", agrega Taffe.
Lo que angustia aún más a los regantes es que al parecer esa agua ni siquiera se fue a las napas subterráneas que abastecen la agricultura, ya que tampoco los pozos subieron.
"De lo que estamos prácticamente seguros es que hay algo así como una infiltración lateral, que va a dar a otros sectores que no es necesariamente el valle de Copiapó", dice Timothy Taffe.
Lo positivo de esta temporada es que en la cordillera hubo un par de nevazones suficientes como para dar tranquilidad de que la temporada agrícola saldrá adelante. "En general, en Copiapó las temporadas son anuales. En los últimos 12 a 13 años hemos tenido agua para terminar el año y al siguiente empezamos a acumular de nuevo", comenta Taffe.
La inseguridad respecto del abastecimiento hídrico ha dado paso a un...
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