Una pesadilla a fines del verano - 4 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 704478853

Una pesadilla a fines del verano

Obviamente, era solo un sueño, una mala pesadilla de finales del verano. No puede ser verdad que personas inteligentes, como los líderes de esos partidos, esa gente que, con esfuerzo, sabiduría y patriotismo consiguió que Chile Vamos funcionara como un reloj, y que fue premiada con una victoria memorable, justo ahora, en el momento más delicado, se trence en disputas que a la ciudadanía le parecen incomprensibles.

En todo caso, como también otros votantes de la centroderecha han sufrido esta onírica experiencia, me permito recordar seis cosas a los cuatro dirigentes de Chile Vamos. No sea que esos sueños ingratos puedan volverse realidad.

Primera: es verdad que Sebastián Piñera ganó por paliza en la segunda vuelta. Pero no se olviden del trago amargo de la primera. Aunque varios se atribuyan la victoria, la diferencia entre una y otra no se debió a las grandes figuras, sino al trabajo de hormigas que realizaron muchos miles de personas. Ellas consiguieron los votos uno a uno, fueron apoderadas de mesa y realizaron una inédita movilización en la centroderecha chilena.

Segunda: esa gente no se movió para conseguir un cargo más o menos en beneficio de RN, la UDI, Evópoli o el PRI. Esos ciudadanos estaban convencidos de que otro gobierno de izquierda era malo para Chile, y que el proyecto liderado por Sebastián Piñera estaba más cerca de lo que ellos esperan para sus hijos y nietos. El cambio que los votantes desean no es simplemente de rostros, sino de estilo político.

Tercera: el mandato entregado en diciembre no constituye un cheque en blanco. Sería un error que nuestros dirigentes políticos esperaran una renovación automática dentro de cuatro años si subsisten esas malas prácticas.

Cuarta: los votantes son conscientes de que Chile Vamos dista de ser una agrupación monolítica y uniforme. En ella conviven diversas tradiciones y sensibilidades, de modo que sería ingenuo esperar una política que esté libre de tensiones. Pero una cuestión son los saludables debates ideológicos, o la legítima discusión acerca de la oportunidad de una determinada medida, y otra muy distinta son los cuoteos y otras conductas que despiertan en el electorado la sensación de que el Estado es un...

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