La persecución de cristianos por parte de extremistas crece en el mundo musulmán
Hace siete meses que rezan frente a una foto de la niña. No volvieron a verla. Su ciudad sigue en manos de Estado Islámico (EI) y ellos, como otros 120.000 cristianos iraquíes, sobreviven en Erbil, la capital del Kurdistán.
La persecución de cristianos por el terrorismo salafista es un drama que se agiganta, y en las últimas semanas empezó a alarmar al mundo a raíz de la masacre de 21 coptos en Libia y el secuestro de 220 asirios en aldeas del nordeste de Siria. Incluso, ayer, arqueólogos denunciaron el destrozo por parte del EI de un monasterio católico asirio del siglo X en Irak y de un cementerio.
Fenómeno creciente
La cristianofobia va en aumento. El EI -igual que otras milicias fundamentalistas- vincula la religión de Jesús con el "enemigo occidental", aunque se trate de comunidades afincadas en Medio Oriente desde antes del nacimiento del Islam. Expulsarlos de sus tierras, secuestrarlos o matarlos es parte de la gran guerra que se propusieron combatir.
Lo dejaron claro en el título del video de la decapitación de los trabajadores egipcios en Libia: "Un mensaje firmado con sangre a la Nación de la Cruz".
Irak se vacía de cristianos. Los que siguen ahí están en pleno éxodo. Al otro lado, en Siria, reina la desesperación entre las minorías religiosas cercadas por el califato. Los coptos libios buscan cómo huir hacia Egipto.
En Nigeria se registran a diario nuevas matanzas y quemas de iglesias a manos de Boko Haram. El grupo todavía tiene en su poder a unas 200 alumnas adolescentes -casi todas cristianas- que tomó de rehenes hace un año. Activistas internacionales denuncian que las persecuciones se agravan en Sudán, Somalia, República Centroafricana y regiones de Yemen o Pakistán.
"Los yihadistas consideran que todos los cristianos son apóstatas e impuros porque hace 1.400 años que resisten la orden de convertirse al Islam. Se proponen acabar con ellos. Lo que estamos viendo es un genocidio que busca erradicar el cristianismo de Medio Oriente", denuncia Pascale Warda, ex ministra iraquí y militante de derechos humanos.
La acción de los extremistas en Irak redujo la presencia de cristianos en el país de 1,2 millones antes de la invasión de EE.UU. en 2003 a menos de 300.000 el año pasado. El éxodo se aceleró desde que EI se afincó en el norte.
"En Mosul no hay misas por primera vez en 1.900 años. Todos los cristianos fueron forzados a convertirse o huir", relata Amel Nona, arzobispo de esa ciudad iraquí, proclamada capital del califato...
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