Pequeño diccionario cervantino
Cervantes fue al colegio pero nunca fue a la universidad. Y no lo lamentó.
Don Quijote afirma que no hace falta ir a "las escuelas" porque la caballería -que no se enseña en ninguna universidad- "es una ciencia que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo".
Recado para reformadores educacionales: las universidades no son la única fuente de creatividad y cultura en una sociedad.
Concursante:
Sabemos que Cervantes participó en concursos literarios. Le iba más o menos mal. Una vez envió unas "quintillas" a un certamen poético en Zaragoza, en honor de un santo. Solo obtuvo el segundo premio, !consistente en tres cucharas¡
Seguramente por eso don Quijote le recomienda a un joven poeta -el hijo del Caballero del Verde Gabán- que, si concursa en torneos literarios, no aspire al primer lugar. "Procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lo lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se lo lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero".
En otras palabras, según Cervantes las cucharas del segundo premio valen más que las medallas del primero.
Corrupto (candidato a):
El manco de Lepanto pidió dos veces que le dieran algún empleo en las Indias. El 21 de mayo de 1590 le escribió a Felipe II solicitando "la contaduría del nuevo Reino de Granada, o la gobernación de la provincia de Soconusco, en Guatimala [sic; gran productor de cacao], o contador de las galeras de Cartagena, o corregidor de la Ciudad de La Paz". Todos estos eran cargos por los que pasaba muchísimo dinero, perfectos para "hacerse la América". El Consejo de Indias debe haber desconfiado al ver esa lista porque respondió que no y lo hizo desdeñosamente. Impedido de corromperse en esos cargos, Cervantes ejerció el oficio de recaudador de impuestos. También fracasó y solo entonces, por fin, volvió a la literatura.
Chileno:
Cervantes no tuvo nada que ver con Chile. ¿O sí? Martín de Riquer afirma que en la prodigiosa batalla de Lepanto el joven Cervantes descubrió que las novelas de caballería eran factibles. Pero también es probable que el manco, ya no tan joven, reafirmara su fe en la posibilidad de una vida caballeresca leyendo a Alonso de Ercilla.
En el escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la biblioteca de don Quijote el cura salva "La Araucana" de la hoguera. Lo hace argumentando que este libro es "una de las más ricas prendas de poesía que tiene España".
Cervantes...
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