Peligros morales de una derrota - 30 de Mayo de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 868528706

Peligros morales de una derrota

La solicitud de la Lista del Pueblo de liberar a quienes han cometido delitos en los sucesos de octubre no es sorprendente; pero sí lo es el apoyo que ha recibido de Insulza, Huenchumilla y Quintana.Están cometiendo un error. Se evitarán problemas -funas, insultos, cosas así-, pero cometen un error. Están de salida, es cierto; pero la salida no es digna repitiendo el coro que al mismo tiempo los abuchea.¿Cuáles son sus errores?Desde luego, no se trata de presos políticos. Se llaman presos políticos a quienes están coactivamente privados de libertad por sus creencias o ideas. Por supuesto las personas presas por las que hoy se reclama han de tener ideas, pero no es por ellas que están privadas de libertad. Es por sus actos. La única posibilidad de que a pesar de haber incendiado y destruido sean presos de conciencia sería una hipótesis de telekinesis, que en estos tiempos dislocados alguien en algún momento podría elaborar. Consistiría en que con el simple odio transferencial a Piñera, los Carabineros, las Iglesias y los Partidos, hayan logrado, involuntariamente y a distancia, quemar Iglesias, Bancos, Hoteles, comercios varios y bienes públicos, en días y horas prefijadas. Pero obviamente no fue así. Esas personas no están presas por sus ideas, están presas por actos que la democracia no puede aceptar. La democracia admite la prosecución de cualquier fin (incluso, como lo probó la franja, desear la muerte del Presidente); pero excluye la violencia, la coacción física en cualquiera de sus modalidades como medio para alcanzarlo. Este es un principio que la democracia no debe abandonar. Un principio es un enunciado incondicional y la democracia tiene pocos de esos. Este es uno: en ella las ideas se promueven pacíficamente.Así, entonces, en Chile no existen presos políticos o de conciencia.El senador Huenchumilla tejió otra razón. Dijo que el "encarcelamiento de esas personas es una situación política, por tanto, son presos políticos". Es difícil creer que un senador haga una inferencia semejante sin risa ni sonrojo. Suena como si un futbolista incendia un estadio porque el partido se le da mal a su equipo. Y se crea un conflicto de fanatismo deportivo. Luego, los culpables serían presos deportivos. Los abusadores de la Iglesia, presos eclesiásticos. Los que incendiaron una universidad, presos estudiantiles. Y así. El derecho no conoce esa calificación de delito político. Quizá el senador tenga aquí un futuro: el de elaborar la dogmática del...

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