Las peleas al rojo de la alcaldesa - 24 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 585411210

Las peleas al rojo de la alcaldesa

Unos la han llamado el fenómeno, la "Dama de Hierro"; otros dicen que es pura forma y nada de fondo, que es la alcaldesa farandulera.

Un domingo, a las seis de la tarde, Karen Rojo, 35 años, casada, químico farmacéutica y quien en la última elección municipal ganó la alcaldía con menos de un año de carrera política en el cuerpo, sin un partido que la apoyara, está en una larga fila que atraviesa uno de los pasillos del Hotel Antofagasta. Todos esperan para entrar al bingo en beneficio del papá de una periodista de una radio local. Al final de la línea, con su metro 77 de estatura, pelo recogido, jeans y taco, Karen Rojo espera su turno.

No hay aglomeraciones a su alrededor, algunos se acercan a saludarla. Se le ve cansada, es su tercera actividad del día.

-Jamás pensé dedicarme a la política -dice.

Hija de una pareja de profesores normalistas, hizo toda su vida en Antofagasta. Fue una niña matea, un poco retraída.

-Mi mamá todavía me dice: "De dónde sacaste esa personalidad" -ríe.

Su cambio comenzó a los 17 años, cuando su papá le regaló a ella y a su hermana menor, Daniela, una moto. De esa época es el tatuaje de la cabeza de un zorro que tiene en su pierna derecha. Las motos las dejó cuando entró a la universidad. También porque conoció a Luis Canessa, su marido, un hombre ocho años mayor, que ya trabajaba.

El pololeo fue a distancia. Él vivía en Iquique, ella en Antofagasta.

-Ella era muy matea, estudiaba mucho. Cuando iba a Iquique llegaba con una mochila, era absolutamente innecesario, pero ella se sentía tranquila porque llevaba los cuadernos -recuerda Canessa-. Ella siempre ha requerido tener un panorama, algo muy preparado. Peleábamos porque me decía "qué hacemos hoy" y a mí se me acababa el repertorio. Yo era mayor, trabajaba, esperaba el sábado, el domingo para desconectarme, entonces me agotaba un poco esa ansía de tener todo programado. "Mañana vamos a ir a la Zofri, nos vamos a ir por el lado de los juguetes, después por el lado de los chocolates...", por ahí no congeniábamos.

-Yo le pedí matrimonio a mi marido -dice Karen Rojo, ahora sentada en la terraza de su departamento ubicado en Jardines del Sur, una de las zonas más exclusivas de Antofagasta.

Ella se había ganado una beca en España y le propuso irse ya casados. Canessa pidió un traslado en el banco donde trabajaba. Poco antes de partir, se enteraron de que no habría ni beca ni traslado. Se fueron igual. Al llegar, ella consiguió una beca y un trabajo. A él le costó más de seis meses instalarse, hasta que encontró algo en Granada. Ella estaba en Valencia, a 400 kilómetros. Los separaba la misma distancia que durante seis años los separó en Chile.

Así estaban cuando, en 2012, Karen Rojo recibió el llamado del intendente de la época, quien le pidió que fuera la nueva seremi de Salud de la II Región.

Dice que no lo pensó mucho. Le preguntó a su marido, que la apoyó, pero su mamá le sugirió que no lo hiciera.

-Ella tenía una carrera brillante, estaba terminando el doctorado. Meterse en política no se veía tan bueno -dice...

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