Pedro Labarca bajo la lluvia - 18 de Julio de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 799398797

Pedro Labarca bajo la lluvia

¿Por qué se mueren los amigos? Pregúntenle al viento, mejor sea. Que el viento trabaje para nosotros, mamíferos tristes, ignorantes y sin respuestas, y nos traiga las voces de los amigos que se fueron. Por una sola vez, para no olvidarlas.Acabo de enterarme, así de golpe, que murió Pedro Labarca, en una nota casi al pie de página, leída por casualidad, en el diario. Lo supe el mismo día que tomaba el avión para venir a Valdivia. No lo llamaba antes de llegar, sabía que estaba "siempre" ahí y que apenas lo ubicara, íbamos a ir en busca de un plato de erizos -que tanto le gustaban- para reanudar la conversación suspendida por meses. Dije "siempre": esa es una de las palabras que habría que extirpar del diccionario, porque nos genera la sensación engañosa, y a la larga fatal, de que los amigos siempre van a estar ahí, esperándonos. "Teníamos todo el tiempo por delante/ lo mejor era no precipitarse", dice Enrique Lihn. Pero no. No tenemos todo el tiempo por delante y hay que precipitarse a conversar con los amigos cuanto antes: no hay nada más urgente que eso.Él era de esos amigos que uno ve espaciada pero regularmente, aunque sea una vez al año. Ahí está Pedro mirándome bajo la lluvia de Valdivia: con su sonrisa de niño inteligente pero lejano (qué lejanía la suya), con su ironía desconcertante y su distancia del mundo, con su misterio. Pedro era misterioso. Era parte del CECs, centro de científicos chilenos que decidió un día mudarse desde Santiago a Valdivia, en un gesto radical y ejemplar. Pasaba días enteros en su laboratorio experimentando con las moscas del vinagre, ocupación aparentemente bizantina. Investigaba las condiciones de vida de los organismos extremófilos que habitan en los glaciares templados y salares del Altiplano. Obtuvo el Premio Nacional de Ciencias Naturales. Admiro a las personas que pueden dedicar su vida a algo tan específico y -desde la ignorancia utilitarista- "inútil". Cada investigador que se quema las pestañas sobre sus microscopios forma parte de la épica silenciosa de la Ciencia. Y hacer ciencia es doblemente épico y...

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