¿Será mucho pedir? - 19 de Noviembre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 852075760

¿Será mucho pedir?

Vale la pena leer o escuchar en estos días el discurso de despedida que el expresidente de Uruguay José Mujica pronunciara al presentar su renuncia al Senado de su país. Es un discurso que permite todavía sostener la esperanza de que se puede hacer política en un nivel de reverberación espiritual distinto. Es más, creo que demuestra que solo los políticos que se han trabajado interiormente, que han dado un salto de conciencia a partir de un dolor, una derrota o sufrimiento, son los que pueden conducir a sus pueblos a destinos mejores que a los que muchas veces los condenan los líderes destructivos, tan abundantes hoy.Mujica fue guerrillero, luego prisionero político y ahí, en el pozo amargo de la prisión, aprendió mucho más de sí mismo y de la vida que todo lo que había leído en los manuales revolucionarios, en los libros teóricos que lo habían inflamado en la juventud. Como Mandela o Gandhi, después de un hondo descenso, Mujica se convirtió en el líder que hoy conocemos. La derrota y los duelos pueden ser grandes escuelas, pero no aseguran la resiliencia de quienes los sufren. Hay quienes convierten esas derrotas y dolores en acelerantes de sus odios y resentimientos, y a ellos en portadores de un poder de devastación sin límites. Ha habido muchos de esos en nuestra Latinoamérica y, por eso, cuando aparece un líder como Mujica, valdría la pena mostrarlo como un referente y modelo a las nuevas generaciones, que tienden a deificar -muchas veces- a líderes que han sembrado muerte, violencia y odio. Y los idealizan porque hay una nostalgia de épica en nuestro tiempo. Pero hay otras épicas mejores (las de un Mandela, un Mujica o un Gandhi ), hechas de grandes gestos, como el de cruzar la calle e ir a conversar con el enemigo para acordar una paz que parecía imposible. Gestos como esos requieren de verdadero coraje. Pero a muchos les genera más entusiasmo y adrenalina levantar trincheras y encender barricadas y hogueras que derribar muros y prejuicios.¿Por qué una política constructiva suele ser menos atractiva que una destructiva? José Mujica, habiendo sufrido...

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