Pavos - 11 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 584633170

Pavos

Segundo inconveniente: se come todas las flores azules de los jardines, sin dejar ni una. Mal haya. Pero ama también las cosas chicas que huyen por el suelo, y hete aquí una ventaja que no habíamos contabilizado a su favor: cuando construimos nuestra casa, quedaron abandonadas unas planchas de aislante que se desarmaron en infinidad de pelotillas plásticas que volaban con la menor brisa, siendo imposible recogerlas. De su desaparición se encargó un par de pavos, que las cazaron a picotazos y que habrán quedado con el "foie gras". Dejaron, en cambio, unas feas cagarrutas que no hubo problema alguno en barrer.

El valor culinario del bicho es nulo, más que nulo. Duro, intratable. Antaño se lo estimaba por el plumaje, bajo el cual se escondía alguna vianda potable, llevada a la mesa en gloria y majestad. En cambio, su pariente de medio pelo, el pavo común, ha adquirido fama, aunque, a nuestro juicio, excesiva, porque tiene demasiado sabor a pavo. Como los huevos de pato: demasiado sabor a huevo. Además, el estúpido es agresivo. Jane Grigson escribe que Boileau se hizo poeta satírico en lugar de romántico porque el pobre se avinagró para siempre después de que, cuando niñito, tuvo una pésima...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR