Los pasos para descubrir Cole Cole - 17 de Julio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 645208237

Los pasos para descubrir Cole Cole

La ruta comienza al dejar atrás la capital provincial chilota en dirección al sur de la isla. En el camino hacia el parque nacional, a una hora de Castro a través de la Ruta 5, se asoman los campos de tierra cultivada y las casas de madera y tejuelas de mañío que son características de este poblado. Ya dentro del área protegida, el lugar se divide en los sectores de Chepu y Abtao, que se reparten entre las comunas de Castro, Chonchi y Dalcahue. En los caminos barrosos del parque se pueden ver especies como zorro chilote y monito del monte de Chiloé, mientras se atraviesan bosques de coihue.

Metidos en la caminata por la ruta sur, que se aproxima a la bahía de Cucao, el sendero se inclina a la costa, internándose por un terreno irregular que -entre rocas y fango- rodea el lago Huillinco, uno de los más grandes del archipiélago. Tras cruzar el lago comienza la parte más atractiva y desafiante del trekking: cuando se atraviesa la pasarela del río Huentemó, se avanza por el área de Chanquín, donde el camino permite aproximarse -en unas tres horas de marcha en total- hacia la playa a la que se intenta llegar, Cole Cole, luego de pasar por montes y logrando en recompensa unas vistas que se pierden entre el mar y los árboles que empiezan a aparecer en el fondo.

Desde este sector, el sendero se empina y, cuando sobrepasa los seiscientos metros de altura, es flanqueado por cada vez más y más cipreses de las Guaitecas. Algunos acantilados intermitentes se transforman en la mayor distracción para este sector del circuito que, luego de unos ocho kilómetros, se abre hacia Cole Cole que ahora sí aparece frente al camino. El sendero sube hasta alcanzar unos mil metros de altura, pero más allá del ascenso, lo difícil está en avanzar sobre un terreno rocoso, que puede volverse complicado en días en que abunda la lluvia. Pero la huella es lo suficientemente ancha como para enfrentarla con tranquilidad. Al pie de los montes, la panorámica es llamativa y dan ganas de seguir marchando, porque adelante se alcanza a ver una delgada franja de arena blanca que brilla. No es lo mejor de la escena. Lo más atractivo es que aquí casi nunca se ve otra alma sobre la arena.

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