Pasar agosto - 31 de Agosto de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 457028094

Pasar agosto

En el hemisferio norte, el verbo "agostar" quiere decir "quemar", "secar", "abrasar", porque allí este mes que se acaba corresponde al más caluroso del año, a nuestro febrero, y la canícula, el "sol de perros", espanta a todos de las calles, los fuerza a guardarse en las casas, a huir hacia el mar y hacia zonas de temperaturas más moderadas. Recuerdo un ensayo de Miguel de Unamuno en que relata, con pesar y humor, el efecto del calor de agosto sobre su alma -no solo sobre su cuerpo- en un verano madrileño particularmente severo. Según don Miguel, las cinchas del alma, aquellas fajas que, así como en la cabalgadura mantienen sujeta la montura al caballo, ciñen nuestro precario espíritu al cuerpo, se aflojan y el ánimo cae en un torpor fláccido, como si fuese una toalla húmeda y tibia.

El "agosto" chileno siempre ha sido, a mi modesto entender, un mes más bien benigno -ya que es el heraldo y prólogo de la primavera-, combinando indeciso días invernales con otros en que asoma suave o rotunda la calidez de la estación venidera. "Pasar agosto", acá, viene a ser de este modo, al contrario de lo que ocurre en el otro hemisferio, dejar atrás el invierno frío, oscuro y lluvioso y sus letales efectos sobre cualquiera de nuestras partes, sean espirituales o corporales. "Pasar agosto" para los ancianos y enfermos quiere decir simplemente "sobrevivir". La luz, la tibieza creciente, el sol que pica en las horas de la tarde...

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