Pasajera en trance: las islas Rapa Nui de Margot Loyola - 23 de Diciembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 751534281

Pasajera en trance: las islas Rapa Nui de Margot Loyola

Cuando Margot Loyola llegó a Rapa Nui en 1961 y desembarcó del transporte "Presidente Pinto", fue recibida por los isleños con un pipi , collar de caracoles marinos que se entregaba a los visitantes. El collar de flores sería un elemento muy posterior allí, pero ese primer auténtico símbolo quedó marcado en la historia de recorridos de la centenaria maestra."Permaneció por quince días en la isla como parte de una delegación en la que también viajaban el fotógrafo Sergio Larraín y los realizadores Jorge di Lauro y Nieves Yankovic. Por eso hay tantas buenas fotos de ese viaje y un documental histórico de Rapa Nui", dice Osvaldo Cádiz, folclorista y viudo de la maestra.Pero Margot Loyola ya había visto un pipi unos diez años antes del primero de sus viajes, cuando lo recibió de manos de un grupo de isleños en Santiago. "Conoció Rapa Nui por las narraciones de los pascuenses que entonces estaban en Santiago como resultado de un fenómeno político, una diáspora que se produjo en los años 40 y 50: ellos no eran ciudadanos chilenos aún, vivían bajo un régimen político de la Armada. Entonces, la primera isla de Margot Loyola fue una isla recreada", apunta la antropóloga Sonia Montecino.Junto con el también antropólogo Rolf Foerster, la premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de 2013 es coautora de "Marcoyora" (Editorial Universidad de Talca), un trabajo recién presentado en el cual se expone su relación con Rapa Nui, a través de distintos momentos y distintas figuras de esa isla situada en medio de la nada oceánica y de su cultura en vertiginosa transformación, a veces vista también como una catastrófica transformación. De ahí el subtítulo del libro: "Rapa Nui o el paraíso interior de Margot Loyola"."Marcoyora es el nombre que los rapanuís le dieron a ella. Normalmente hacen estos juegos fonéticos con los nombres, una manera de apropiarse del otro cuando han establecido un vínculo de amistad", dice Sonia Montecino, a quien los isleños llamaron en su momento So. "A Margot Loyola le encantaba ser Marcoyora", agrega.De canto y baileLa propuesta etnográfica del libro se surte de largas horas de conversación con Loyola que la antropóloga inició ya en los años 90, donde a menudo ella reflotaba -dice Montecino- su conexión íntima, aunque entonces lejana...

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