Pasado, presente y futuro de un árbol sagrado - 30 de Agosto de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 847541771

Pasado, presente y futuro de un árbol sagrado

Florencio Ancán, ngenpin o sabio de la comunidad mapuche de Huentén, en los alrededores del lago Budi, sabe muy bien que al canelo no hay que maltratarlo. "Hace muchos años a mí me pasó un caso", dice, al teléfono, desde su casa en La Araucanía, en medio del bosque nativo. "Un día yo encontré unos varones (varas) muy lindos de canelo para marcar las líneas de mi casa, así que fui a cortarlos y, sin darme cuenta, el árbol me maltrató. !Que me haya arrinconado¡ Lo empujé tanto que se vino sobre mí y casi me aplastó. De alguna manera pude salir. Me di cuenta de que no debería haberlo cortado y me quedé pensando: '¿Por qué me castigaste?'. Entonces le dije: 'Nunca más te voy a molestar. Te tengo mucho respeto'. Por eso les digo a mis niños que no maltraten a ese árbol. Si lo vas a utilizar hay que decir 'con permiso. Te necesito para tal cosa'. Tiene que ser así".El canelo, tal como explica Florencio Ancán, es el árbol sagrado de los mapuches. Una especie nativa que crece en sectores donde hay cursos de agua y que, si bien tiene una distribución amplia a lo largo de Chile, es mucho menos conocida -al menos a nivel mediático- que el otro gran árbol sagrado de esta cultura: la araucaria o pewén ."Es un árbol muy importante para nosotros como mapuches", dice el ngenpin Florencio Ancán. "Siempre se ha usado en contra de los espíritus malos que de repente rondan las casas. La machi lo utiliza mucho. En este momento, con esta epidemia, es un remedio para eso. Así lo creo. El cogollito del canelo es amargo, pero yo lo bebo con agua hervida. De eso sobrevivo".En el fundamental libro Botánica indígena de Chile , que recopila las investigaciones en terreno del misionero capuchino Ernesto Wilhelm de Mösbach, quien entre 1920 y 1934 recorrió estos territorios guiado por el cacique local Pascual Coña, se rescata el nombre indígena de esta especie: foique, foye o voigue. En su texto, el padre Mösbach lo describe como un "símbolo de benevolencia, paz y justicia" para esta comunidad. "Está plantado en todos los recintos araucanos afectos a reuniones sociales y religiosas. Los funcionarios más antiguos del culto, de quienes hace mención la tradición indígena, incorporaban a su nombre el de este vegetal venerado: se llamaban boquibuyes (voiguefoes), es decir, dueños y servidores del voigue, o del canelo. La corteza del voigue, de indiscutibles propiedades tónicas, estimulantes y excitantes, constituye la más afamada y aplicada panacea de la curandera araucana...

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