Entre el pasado y el futuro - 10 de Septiembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 942698907

Entre el pasado y el futuro

Mañana se cumplen cincuenta años desde el golpe de Estado. Para comprender la secuencia que nos ha conducido a una conmemoración tan divisiva es necesario atender tanto al marco general como a la persona de Gabriel Boric. Después de todo, esta fecha estaba llamada a ser un momento estelar del Gobierno y del Frente Amplio. El guion original contemplaba no solo al mandatario más inclinado a la izquierda de las últimas décadas habitando La Moneda, sino que también la puesta en marcha de una nueva Constitución. Esos dos hitos, en conjunto, simbolizaban la demolición del legado pinochetista y el fin de largos años de alienación.La mera descripción del diseño basta para advertir las causas de su fracaso. En efecto, el diagnóstico implícito era tan parcial que no podía sino llevar a una derrota estrepitosa. El error colosal se origina, en último término, en una lectura mistificada del pasado. Dado que la nueva izquierda fundó su identidad en la crítica a la Concertación, hubo de retroceder hasta septiembre de 1973 para encontrar un momento a la altura de su pureza. Si la transición era el mal, entonces había que recurrir a la Unidad Popular. Dicho de otro modo, querían liberarse de la pesada mochila de la transición y de todos los traumas asociados a la dictadura. La paradoja es que, acaso sin darse cuenta, las cargas que decidieron tomar son tanto o más pesadas (y sin duda más paralizantes desde el punto de vista político).En cualquier caso, la narrativa condujo a las nuevas generaciones a sostener -durante largos años, desde diversos espacios- una política adversarial, que cuestionó sistemáticamente cualquier forma de consenso. Si la izquierda noventera había caído en las trampas de la derecha, ahora correspondía afirmar la propia identidad y denunciar al bando contrario en toda hora y lugar. Desde esa lógica, lo más importante era identificar y denunciar al enemigo (el hostis ). Esto explica que el Frente Amplio no haya rehuido nunca el conflicto, muy por el contrario: lo alimentó, lo fomentó y lo escenificó. El 18 de octubre representa, sin duda, el momento cúlmine de ese proceso, cuando muchos pretendieron estar luchando contra una dictadura imaginaria (y decidieron abrir un proceso constituyente que hoy nos tiene entrampados).Guste o no, esa actitud está en el origen de casi todos nuestros nudos políticos. Es cierto que la nueva izquierda acumula varios fracasos en los últimos meses: no habrá nueva Constitución ni derrumbe de los treinta...

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