¿Qué pasa en Chile? La nueva cuestión social - 14 de Febrero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 593562082

¿Qué pasa en Chile? La nueva cuestión social

De acuerdo a la encuesta CEP (2015) la mayoría confía en su propio esfuerzo y es optimista respecto a lo que le espera en el futuro. El mismo resultado arrojan, de manera consistente en los últimos años, los estudios de UC Adimark. Pero de acuerdo a esos mismos estudios, también hay profundas fuentes de malestar con las instituciones. El informe del PNUD correspondiente al año 2015 (el del año 2012 había detectado que una amplia mayoría se sentía feliz) diagnosticó una amplia politización de la sociedad chilena, un anhelo por redefinir la vida colectiva.

La mayoría entonces está molesta y es al mismo tiempo feliz, parece haber disociado su vida personal (a la que juzga más que satisfactoria) de su vida social (a la que, en cambio, juzga deplorable).

La paradoja de Chile

Es la paradoja de Chile: los chilenos y chilenas están simultáneamente felices y molestos; integrados y a la vez apocalípticos; adaptados y al mismo tiempo disconformes.

¿Cómo puede ocurrir que haya satisfacción con la vida personal; pero insatisfacción con la vida común? ¿Se puede esperar que esto algún día cambie o será el destino de los chilenos de los próximos años? ¿Cómo se explica todo esto?

Responder esas preguntas es uno de los principales desafíos que, por decirlo así, plantea el Chile contemporáneo. Y quien acierte en las respuestas tendrá de su lado, sin duda, el favor de la mayoría.

Puede ser útil comenzar examinando lo que ocurría hace 100 años. Entonces se vivió uno de los momentos más pesimistas en la historia de Chile. Pero se trató de una insatisfacción distinta a la que se vive hoy.

La nueva cuestión social

A principios del siglo XX surgió el proletariado urbano, las relaciones laborales comenzaron a ser mediadas por el dinero, se acentuó la migración del campo a la ciudad, la riqueza se incrementó en manos de una clase que adquirió rutinas de ocio y al mismo tiempo la pobreza se hizo visible. Las élites intelectuales -oligárquicas y proletarias; Subercaseaux y Recabarren- constataron un profundo malestar. "Me parece -dijo Mac Iver- que no somos felices".

Al fenómeno se le llamó -siguiendo el uso europeo- la "cuestión social".

Hoy día la situación es distinta. También hay malestar, es cierto; pero a diferencia de lo que ocurría hace 100 años, ese malestar existe sobre un fondo amplio y firme de satisfacción personal.

Si hace 100 años el problema era el surgimiento del proletariado urbano (grandes masas desarraigadas, agrupadas en la periferia, sometidas al trabajo asalariado y excluidas del consumo) hoy día hay también una cuestión social, pero esta es radicalmente distinta: ya no es el proletariado el que apareció en el paisaje, sino una nueva clase media que ha experimentado una rápida movilidad intergeneracional; cuyos hijos tienen una alta tasa de escolaridad; que posee amplio acceso al consumo que borra los signos externos de estatus y que tiende a igualar, en experiencias y en expectativas, especialmente a los jóvenes.

Esa clase media surge en un momento donde los recursos tradicionales para construir su identidad social -la nación, la clase, la iglesia, la ideología- se han debilitado. El resultado es un grupo social ampliado que se siente más libre; pero también más desarraigado. Se trata de un grupo cuyas...

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