Parias urbanos - 20 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 915048064

Parias urbanos

Es propio de los seres humanos dar importancia a las formas y a lo que ellas expresan. Por eso las personas calman su agobio o su angustia ordenando su casa o su escritorio o limpiando. Y el neurótico apaga el temor siguiendo un guion. De ahí también que todas las culturas distribuyan el espacio en base a un cierto ideal geométrico.Es como si los seres humanos buscaran el orden del que íntimamente carecen ordenando su entorno.Pero en la ciudad de Santiago -en la ciudad, no solo la comuna- ese rasgo de la cultura parece estar en retirada, a juzgar por la actitud de las autoridades frente al envilecimiento del espacio.Quien transite por la Alameda o cerca de la Plaza Italia, o camine en el viejo centro histórico, podrá comprobarlo.Las chozas y las carpas y las casuchas lo están inundando casi todo. En el bandejón de la Alameda, frente a la Universidad, al lado de La Moneda, a metros de los trabajos que procuran embellecer la plaza donde estaba Baquedano (como anticipando la inutilidad de ese esfuerzo) hay un verdadero campamento a vista y paciencia de todos.Por supuesto, detrás de las chozas y las carpas hay un drama. Nadie vive así por decisión propia y sería estúpido, cuando no cruel, insinuar que esa forma de vida, sin privacidad y sin espacio siquiera para el pudor, es una vida elegida y que, siendo así, cada uno debe llevar consigo la suerte de lo que ha preferido. No, no cabe duda, es un drama. Pero desgraciadamente se tiene la impresión de que al tolerar esas carpas, que obligan a las personas que las habitan a hacer en público lo que los demás hacen en privado y con pudor, se está eludiendo resolver ese drama y el problema que le subyace o siquiera aminorarlo. Es como si se creyera que tolerar la ocupación de los espacios públicos y los rincones con carpas o tiendas, y con personas cubriendo su intimidad apenas con cartones, equivaliera a una actitud de justicia o de piedad o de conmiseración.Cuando es todo lo contrario.Tolerar eso es compensar con una falsa conmiseración la propia incapacidad o la poca disposición a resolver o atender, siquiera mínimamente, el drama subyacente. Cuando una autoridad (alcalde, intendente, gobernador o lo que fuera) tolera todo eso, está adoptando la peor de las actitudes: encubriendo con un manto de falsa conmiseración su propia impotencia o incapacidad. Es como si alguien reprochara a un alcalde no resolver ese problema y él, como toda respuesta, dijera "es que usted no comprende la necesidad que esas...

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