El paraíso de las aves - 26 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 643748537

El paraíso de las aves

Hemos salido temprano de Maullín. Desde ahí tomamos un camino en dirección poniente y, tras andar unos 10 kilómetros, llegamos a orillas del río San Pedro, a una playa llamada Pasaje de Amortajado Allí Humberto Soto, vestido con buzo y pólar naranjo, nos cruza al otro lado, a la playa Colo Colo.

El objetivo de nuestra excursión es avistar aves, pues Maullín tiene cierta fama internacional como destino de birdwatching. La razón es sencilla: en esta comuna se puede divisar la mitad de las aves migratorias que hay en Chile, que vienen aquí a pasar el invierno desde Alaska y la Patagonia.

Esto tiene varias explicaciones. La geografía de Maullín es desmembrada, ya que la atraviesan diversos cuerpos de agua. Con el terremoto y maremoto de 1960, el terreno se hundió y muchos sitios agrícolas se anegaron, lo que propició un ecosistema adecuado para la vida de las aves. Humedales, sectores ribereños de agua dulce, ríos de agua salada y la desembocadura al mar configuran esta especie de refugio natural, donde las aves se mantienen casi en anonimato, porque no son muchos los chilenos que llegan a verlas. De todas formas, los sitios más conocidos en los que se puede hacer observación son Quenuir Bajo, la isla Doña Sebastiana y la península Amortajado, donde vamos.

Al llegar al otro lado del río, caminamos por la playa hasta encontrar un sendero barroso que se introduce entre pastizales. Pronto se empina y cruza predios rurales. Por eso es necesario pedir permiso o ir con alguien autorizado.

Nuestra primera parada es en la cima de una colina, junto a un rebaño de ovejas. Con binoculares, siguiendo la huella del río San Pedro hacia la bahía del golfo Coronados, vemos flamencos chilenos: en la zona hay humedales donde estas aves descansan. Y no solo esta especie, sino también rayadores, chorlos, cisnes coscoroba, pitotoy grande y zarapitos.

En esta excursión también podemos ver lobos marinos, pues hay una lobería al final de la ruta.

Avanzamos por la pendiente y a lo lejos vemos una viudita posada en la punta de una rama. Los binoculares ayudan a...

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