Parábola de un destructor de mundos - 23 de Julio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 939638955

Parábola de un destructor de mundos

"¿Y qué implica eso que estudias, la física cuántica?", pregunta Kitty Harrison a J. Robert Oppenheimer, con ánimo casual y un cóctel en la mano, en medio de la fiesta de unos amigos comunes. Su futuro marido mira alrededor, como si estuviera sopesando con cuidado lo que va a decir a continuación.-Que esta habitación, esa mesa que está ahí, esa copa que sujetas y nuestros cuerpos están compuestos de partículas semejantes y separadas entre sí. Y lo que hay entre ellas es vacío. Todo lo que nos rodea está compuesto mayormente por vacío. Nosotros también.Ficcionado a partir del primer encuentro entre ambos, ocurrido en octubre de 1939 -antes de Pearl Harbor, del proyecto Manhattan, el Día D, la muerte de Hitler y la explosión de Hiroshima-, el intercambio echa una sombra espectral sobre todo lo que el filme de Christopher Nolan evoca y recrea para narrar parte de la vida del hombre que encabezó la creación y el testeo de la bomba atómica: capital intelectual de excelencia, ingentes recursos económicos, defensa de valores morales intransables, frío y calculado ajedrez político, sacrificio de miles de vidas, un torrente de sangre sudor y lágrimas. Todo aquello, irónicamente, compuesto en su mayoría por vacío.En verdad no es la clase de imagen que se espera en una película diseñada tanto para romper la taquilla como para ganar el apoyo casi irrestricto de la crítica, para luego llenarse de nominaciones al Oscar, pero en lo que al realizador respecta, tal vez se trataba de un paso tan lógico como inevitable: la culminación de un proyecto artístico que fue construyéndose título a título desde que el éxito de su primera película de Batman -estrenada en 2005- le concedió el raro privilegio de filmar proyectos cada vez más grandes, más ambiciosos, más arriesgados. La suya es, en efecto, una carrera única en la actual industria cinematográfica: nadie lo presiona para que estrene cintas sobre superpoderosos ni tampoco secuelas o precuelas basadas en material previo. Cuando casi todos sus colegas se han resignado a filmar en digital, él continúa utilizando película física, en 70 milímetros, diseñada especialmente para proyectarse en las pantallas IMAX, las más grandes del planeta. Ni Scorsese ni Tarantino, acaso los únicos realizadores que hoy suscitan un respeto similar en la industria y público, ni tampoco el mismísimo Stanley Kubrick, con quien tanto se lo compara, han comandado jamás semejante nivel de influencia y recursos.Por eso mismo, hace...

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