Papeles, poemario de Enrique Saldivia. Presentación de Jorge Ariel Madrazo. Grabados de Ester Fierro. - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56583960

Papeles, poemario de Enrique Saldivia. Presentación de Jorge Ariel Madrazo. Grabados de Ester Fierro.

CargoIncluye poemas

Algunas palabras para Enrique Saldivia, por Jorge Ariel Madrazo

Si el hecho poético implica, según el cubano Eliseo Diego, "el acto de atender en toda su pureza", no es menos cierto que debe poseer la gracia de la necesidad y ser testimonio de una verdad íntima, intransferible. Así, en tanto vehículo de un misterio que no es posible expresar -y que, sin embargo, se hace carne en gesto y voz- la palabra de todo poeta enfrenta un desafío gigantesco: el de ofrecerse como la mejor prueba de la facultad de percibir. ¿Percibir qué? Pues, nada menos que el dorso de los seres y cosas; el revés de esa trama que, erróneamente, denominamos "realidad".

Tal, la experiencia que propone este poemario de Enrique Saldivia, valioso fruto de una visión que busca escrutar el sí mismo por la vía, en apariencia paradójica, de abrir alma y corazón a lo-otro. Vale decir: de fusionarse con los múltiples y sugerentes fragmentos del mundo que late más allá de los ojos (mundo que, a su vez, será recreado y traducido, en inefable alquimia, por la mirada interior del poeta y la de cada uno de sus lectores). "Náufrago/ en esta silla de mimbre/ nadando de espalda", el poeta-hombre viene a nombrar y a dar su versión de aquello que el mundo es. Pero también, y sobre todo, de lo que no es, porque en el poema palpita, siempre, el canto a una ausencia; una carencia en cuya busca se arriesgan el cuerpo y la vida. El poeta se intuye náufrago sin remedio, exiliado por naturaleza; por añadidura, cuando se atina a nadar hay que hacerlo "de espalda". Se trata de una ardua lucha corporal corroborada, bellamente, en el poema que abre el libro: "Busquemos con el cuerpo/ hasta que arda,/ mañana puede ser tarde/ o la música otra". Más aún: "... se escribe con las tripas./ Con el esqueleto (...)/ Se escribe con la oreja pegada al barro.// En las piedras, esperando algún vuelo./ O Nada."

Los títulos de las diversas secciones de este muy logrado conjunto ("De lo otro", "De la música", "De la esquina", "Notas"), rinden devoto tributo a un fraseo fuertemente arraigado en lo sensual-musical, y en lo coloquial-metafísico al propio tiempo. Así, el poema "Las matemáticas y el membrillo" nos revela, en su sagaz circularidad, el punto áureo donde se reúnen el geométrico equilibrio del cosmos y el compás de unos escolares, "ensangrentado" por el membrillo que algún descuido machacó. Claro que Saldivia ejercita también, como en un turbador juego de la escondida, ese obsesivo afán de "esconder la...

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