La pandemia silenciosa
L a infectóloga Claudia Cortés grafica con preocupación su ejercicio más cotidiano en las consultas, que realiza en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y la Clínica Santa María:-Mi trabajo el 90% de las veces es quitarle los antibióticos a la gente, no recetarlos. Es muy preocupante -dice Cortés.Y agrega:-Es más sencillo entregar una receta. El problema es que los infectólogos nos estamos quedando sin herramientas, nos estamos quedando sin antibióticos porque las bacterias se están haciendo más resistentes.A nivel sanitario, esta problemática se denomina resistencia a los antimicrobianos (RAM) y consiste en la respuesta de bacterias o microorganismos para defenderse de los antibióticos, lo que dificulta su cura. La infectóloga Cortés lo atribuye a "un uso bastante indiscriminado de antibióticos tanto en humanos como en animales" y advierte que en los últimos años ha aumentado a niveles tan preocupantes que, según las proyecciones internacionales, en 2050 podría superar al cáncer y convertirse en la primera causa de muerte con 10 millones de fallecidos anuales.La Organización Mundial de la Salud ha reiterado su preocupación y ha calificado este fenómeno sanitario como "una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo". Los datos actuales ya auguran un escenario complejo: según una investigación publicada el año pasado en la revista científica The Lancet, 1,2 millones de personas fallecieron en 2019 por la resistencia antimicrobiana y 4,95 millones de personas murieron por causas asociadas a esta patología. La cifra es mayor a las víctimas por malaria o Vih-sida, con 640.000 y 860.000 respectivamente.La doctora Cortés afirma que el problema involucra a distintos actores de la sociedad y señala que el gremio médico debe reconocer parte de su responsabilidad:-Tenemos médicos que prescriben antibióticos muy fácilmente porque cuando llega el paciente resfriado y preguntan por qué no le dejarán antibiótico, que no tiene sentido porque el resfrío es un cuadro viral y no bacteriano, no invierten tiempo explicándole al paciente, entonces se requiere un cambio de cultura.La resistencia antimicrobiana es un fenómeno natural porque las bacterias van mutando para adaptarse. El problema es que, con el uso excesivo de antibióticos, la resistencia antimicrobiana avanza a un ritmo que en algunos casos sobrepasa la generación de antibióticos que curen esas bacterias. Por eso, la Organización Mundial de la Salud ha clasificado en tres los niveles de urgencia para atender este fenómeno: prioridad crítica, prioridad alta y prioridad moderada. Así lo explica Patricia García, académica del Departamento de Laboratorios Clínicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, quien se dedica a estudiar y enseñar cómo el uso de...
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