La Pachacha - 30 de Abril de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 930065190

La Pachacha

Uno de los fenómenos culturales más notables de nuestro tiempo es la facilidad con que se rechaza al inmigrante. Es verdad que muchos de ellos muestran una conducta que parece diseñada para que no se les admita; pero la mayor parte, la gigantesca mayoría, no son sino personas, hombres, mujeres, niños, que escapan de alguno de los paraísos que a algún gobernante tonto, ignorante y afiebrado -tontera, ignorancia y fiebre en iguales porciones- se le ha ocurrido construir. Esas personas huyen del hambre, la violencia o la desgracia.¿Por qué entonces se les quiere rechazar como parias, como infectados, como apestosos, como pestilentes? ¿Por qué se olvida tan rápido eso de tuve hambre y me diste de comer, fui forastero y me hospedaste, o la lección del buen samaritano, que cuida a un judío, un integrante de una etnia rival?Hay varias razones y reflexionar sobre ellas podría ayudar a cambiar de actitud. No resolver el problema, que lo hay, sino al menos cambiar de actitud. Descontemos el sencillo argumento de la congestión que acaba de formular el canciller (algo así como "ya estamos copados") y detengámonos en otras causas.Desde luego y como observa Simmel (quien padeció la experiencia, pues siendo judío se le exilió de la academia), nadie es extranjero o inmigrante en sí mismo, siempre se es extranjero o inmigrante para otros; no es una cualidad intrínseca a la personalidad, sino una cualidad atribuida. La pregunta entonces es, ¿bajo qué condiciones se sindica al otro como extraño y se le aparta o, como está ocurriendo en Chile, se le estigmatiza?Una explicación (parcial, pero verdadera en muchos casos) se encuentra en el cuento "La Pachacha", de Rafael Maluenda. En ese cuento, una gallina pobre y rústica es puesta en un gallinero fino y elegante. Es recibida a picotazos, pero luego de un tiempo se la acoge y se integra, adquiere incluso el comportamiento de aquellas que al inicio la picoteaban. Más tarde, una nueva gallina pobre y rústica es puesta en el gallinero. Y la primera que la ataca, la picotea y la golpea con sus alas, es aquella otra gallina, la Pachacha, que tiempo atrás había sido puesta en el corral. La situación no es muy distinta a la que ocurre socialmente. Buena parte de nuestras mejores fortunas, o los sectores burgueses y profesionales, tienen en los inicios de su genealogía a un emigrante, casi siempre descalzo; pero parecen haberlo olvidado y adquirido muy rápido el comportamiento de la Pachacha.Otra explicación (que bien...

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