A orillas de un río profundo - 15 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 829718469

A orillas de un río profundo

E l avión desciende sobre la tarde que inunda el departamento de Loreto, en Perú. Todas las aguas que reflejan el cielo se dirigen arrastrándose en la misma dirección, hasta la confluencia donde el río Itaya y el río Nanai se encuentran frente a Iquitos con el Amazonas. No hay carreteras que vinculen la ciudad con el país. En plena selva, hacia el corazón del continente, Iquitos supone un lugar aparte.Resulta extraño andar en auto por la ciudad. Las calles son transitadas por 500 mil motocarros que zumban como en un panal de avispas. "Las traen por partes y las arman acá", dice el chofer, "desde hace más de cuarenta años". El motocarro es un rickshaw , un triciclo motorizado. Resulta práctico, más fresco y bastante económico. Aunque la humedad no varía, de noche baja el calor y en Iquitos la gente sale a la calle. Frente a un quiosco, en la vereda o apoyado en las motos que se acorralan en una esquina, se espera que pase el tiempo como quien mira la corriente viendo qué trae el río.Antiguamente, la orilla del Amazonas llegaba hasta la misma costanera. En pleno auge de la explotación del caucho, los barcos de vapor desembarcaban en la Plaza Ramón Castilla, frente al actual Hotel Casa Morey. La histórica mansión bien puede resumir el último siglo de Iquitos: fue construida en 1910 por uno de los comerciantes más importantes del Napo como almacén de bolas de caucho, con pilares de acero importados desde Glasgow y azulejos traídos desde Portugal. Años más tarde pasó a ser la Aduana. Después se transformó en una importante sucursal del Banco de la Nación. Luego sede de la Universidad Peruana de Iquitos. Y antes de su rescate y restauración, la discoteca Papa Piraña.Con el tiempo el río cambió su curso y ahora, entre la ribera y la costanera, se extiende en el bajo una explanada agreste que, pese a las inundaciones estacionales, comenzó a ser habitada. Lo mismo ha sucedido en muchas ciudades de la baja Amazonía que antes estaban en las mismas orillas de los ríos y ahora están tierra adentro, aisladas, porque el río ha cambiado su curso. Históricamente, en la cuenca del Amazonas, cuando el río se desborda en la crecida y arrasa con los pueblos ribereños, estos vuelven a aparecer en otras partes. Por eso, algunas comunidades, cuando hablan de sus orígenes, mencionan varios sitios y se dice, por ejemplo, que en ese sitio emergieron por cuarta vez.Iquitos fue una ciudad cuando era habitada por los napeanos y los iquitos; otra cuando llegaron los misioneros jesuitas; nunca fue la misma después de la fiebre del caucho y ahora se enfrenta al ocaso de la industria petrolera. Antes que un paisaje prístino de selva, la ciudad misma representa una avanzada del progreso, un enclave estratégico de resistencia que hace y debe hacer patria donde la selva siempre acaba por imponerse.No hace falta cruzar un océano para escapar a un destino exótico. Situado en la geografía mítica de la Amazonía profunda, Iquitos no tiene calles sino largos jirones, como las lianas y las vainas de los grandes árboles que dan sombra en sus anchas calles coloniales. Caminando por Jirón Próspero, la música...

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