Oriana Fallaci: La rabia y el orgullo - 17 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 709874773

Oriana Fallaci: La rabia y el orgullo

Fue valiente hasta la inconsciencia. Instauró un modelo de periodismo que sobrevive a su muerte, ocurrida en 2006, y que hoy se cultiva en muchas escuelas de Periodismo del mundo occidental.

Habló, después de conocerlos, sin pelos en la lengua, sobre Kissinger y Frank Sinatra, sobre Yasser Arafat y Golda Meir, sobre el rey Hussein de Jordania, Clark Gable y Warren Beatty. Y frente al Ayatollah Khomeini, en una de sus entrevistas más historiadas -igual a casi todas, en un frenético medio siglo de trabajo-, se descubrió la cabeza, lanzando el chador lejos y frente a las narices del Imán. El Ayatollah abandonó la pieza.

Y a pesar de ser reconocida en los cinco continentes, y muy en su estilo que rayaba en lo hosco, la florentina Oriana Fallaci tempranamente rechazó la idea de una biografía sobre su vida. Pero siempre reconoció que era inevitable. Y el vaticinio se cumplió. En 2013, otra italiana, pero de Pavia, la periodista Cristina de Stefano, escritora y corresponsal en París de Elle Italia, concretó la tarea de publicar la primera biografía autorizada de Fallaci. De Stefano, autora de libros, es también la cabeza de una agencia de scouting literario, que escanea los mercados italianos, alemanes franceses y españoles. Dos años después de la muerte de Oriana -ocurrida en 2006, por cáncer al pulmón, después de una vida fumando- su heredero universal y tutor de su legado, Edoardo Perazzi, hijo de su hermana Paola, contactó a De Stefano para encargarle la tarea. Años de investigación y tres meses de escritura originaron "La Corresponsal" (Aguilar), un libro revelador. De Stefano descubrió que Oriana Fallaci, una mujer que durante cinco décadas proyectó una imagen a prueba de balas y que parecía impenetrable por su acerada racionalidad y dureza, tenía también un lado sentimental y romántico. Grande y profundo.

-Tuve dos grandes sorpresas con Oriana Fallaci. Descubrir que ella tenía una vida privada colorida y llena de matices fue sorpresivo. Todo el mundo sabía de su amor por Alekos Panagoulis, el héroe de la resistencia griega, porque ella así lo quiso. Pero el resto estaba en tinieblas. Revisando sus papeles en Milán, constaté que tuvo otros amores importantes. Fue una gran romántica. Una mujer diferente a esa dramática imagen que ella le pintó al mundo. La otra sorpresa fue el nivel casi obsesivo de preciosismo y preparación con que armaba sus entrevistas. Eso fue muy inspirador para mí.

De cómo esta toscana, nacida en un hogar que atravesó con penurias la primera mitad del siglo veinte -Oriana nació en 1929-, llegó a convertirse en un ícono de la prensa y del mundo editorial dio cuenta su duro trabajo. Obsesión, amor por el oficio, sudor...

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