Libro de Orhan Pamuk retrata la sociedad turca - 29 de Junio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 517128046

Libro de Orhan Pamuk retrata la sociedad turca

En más de 650 páginas, esta obra coral ahonda en los profundos anhelos que marcan a tres generaciones de la familia Isikçi, desde 1905 a 1970. "Se quedarán admirados de mi ropa y de este coche", exclama Cevdet Bey, el patriarca, el comerciante "descastado" que engendra fortuna y familia. Osman, su hijo mayor "sentía que el único propósito de su vida era ampliar y hacer crecer la compañía fundada por su padre", así como mantener unido al clan en la gran casona donde viven todos, como se acostumbra en Turquía.

Refik, el otro hijo, es un personaje de quiebre, que tras sempiternas cavilaciones, abandona el negocio y el hogar familiar, para crear una editorial. Sus ambiciones son más elevadas: quiere publicar a los clásicos, particularmente franceses, citados a lo largo de toda la novela, porque: "Necesitamos la luz de la razón para vencer la barbarie y el despotismo que existen en nuestro país".

El hijo de Refik, Ahmet, es otro marginal del familión, un pintor que vive en un ático del edificio que se construyó en el terreno de la antigua casona -tras una larga disputa entre Osman y su madre-, y en cuyos departamentos viven numerosos integrantes del clan. Ahmet anhela "atrapar la vida", "abarcar la vida", para "convertirla en arte".

A este concierto de voces se suma un sinnúmero de otros personajes, cuñados, suegros y amigos, en particular dos muy cercanos de Refik, Muhittin y Ömer, que periódicamente se juntan a preguntarse: "¿Y los proyectos, los sueños, las ambiciones, los deseos?". Muhittin prometió suicidarse a los 30 años si no se había transformado entonces en un gran poeta, pero se vuelca hacia el nacionalismo turco. Ömer logra enriquecerse gracias a los ferrocarriles, pero recibe el apodo de "Rastignac", un calculador personaje que aparece en la serie de novelas que conforman la "Comedia humana" de Balzac, en la que retrata a la sociedad francesa de punta a cabo. Y, cual este recurrente Rastignac, Pamuk sigilosamente...

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